Este segundo domingo de Navidad nos da pie para profundizar más en el misterio de la Navidad, misterio de amor de Dios hacia nosotros los humanos.
Los hombres-mujeres estábamos perdidos por el pecado de la cabeza( Adán y Eva, desobedeciendo a Dios) nos acarreó todos los males que padecemos, pues " por el pecado de un hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte, el dolor, la enfermedad, el egoísmo, la violencia enfrentándonos los unos a los otros,... Pero el amor de Dios no nos deja tirados y abandonados en la cuneta de la vida, sino que nos promete un Salvador y mantiene la promesa a pesar de todas las infidelidades de la humanidad-empezando por su pueblo a quien le cuidó tanto-y continuando por los seres humanos de todos los tiempos; es increible que Dios-nuestro Creador y PADRE-amándonos sin medida y nosotros devolviendo ingratitudes,... "En la plenitud de los tiempos Dios envía a su Hijo, para que en el Hijo lleguemos a ser hijos suyos.¡Qué duro, qué difícil, que obstáculo es la oscuridad! No se avanza, no vemos, nos perdemos,... Pero viene su Hijo-LUZ DEL MUNDO para que no caminemos a oscuras y alcancemos la meta: Conocer, amar y seguir a Dios, pues Jesús nos nos da a Dios siendo luz para nosotros y poder recorrer el camino hacia Dios-Vida nuestra- término y meta de nuestra felicidad. Caminamos a la luz de Cristo y vemos las dificultades del camino, no tropezamos en los obstáculos del camino porque ilumina el camino; Él abre el camino, lo recorre, marca sus huellas y nosotros le seguimos, siguiendo sus huellas. pero no solo es luz exterior para el camino hacia Dios Padre, sino que es luz interior que nos ayuda a conocernos a nosotros, conocer a Dios, que enardece el corazón para que nos sintamos amados de Dios y de los hermanos, y con ese y en ese amor y por ese amor hacer la misión a la que nos llama el Señor. Siempre que tu acojas a la luz te estás alejando de las tinieblas y sabemos huir de las luces artificiales del mundo que son tantos ídolos que nos ofrece el mundo, para arrastrarnos a la oscuridad, al egoísmo, a la injusticia, a la infelicidad,... Y esta luz-Jesús- es nuestra luz, nuestro centro de fe personal y comunitaria: " CRISTO es la luz de los hombres. La luz luce en las tinieblas, pero las tinieblas no la abrazaron,...CRISTO es la luz verdadera, que viniendo a este mundo ilumina a todo hombre,... Y la Luz, la Palabra, el Verbo, el Hijo se hizo Hombre y acampó entre nosotros para ayudarnos a recorrer el camino hacia el PADRE.
Aceptemos la Palabra de DIOS, esa palabra que no siempre es aceptada ni bien recibida por eso debemos tener una tarea muy importante: Aceptar la Palabra de Dios y que seamos palabra de Dios para los demás de nuestra época. Convencerse: TENEMOS QUE SER MISIONEROS CON LA MISMA MISIÓN DE JESÚS. Cristo será luz y Palabra para los demás si tu lo eres. " Como mi padre me envió, así os envío yo".
Recordemos que estamos en el AÑO DE LA MISERICORDIA.Comprobemos esa misericordia de Dios acercándonos al sacramento de la Penitencia, para purificarnos cuanto más mejor, pues Dios es puro y nosotros debemos purificarnos para presentarnos ante Él puros, purificados, Pues el rostro de la misericordia de Dios es Jesús. Se necesitan apóstoles de la CONFESIÓN, de la paz interior, de fortalecer la gracia, la vida de Dios en nosotros; no nos confesamos porque tengamos pecados graves, sino porque queremos amar más y mejor, usar esa misericordia, ese encuentro con el amor y perdón de Dios, fiesta celestial por esa comunión fortalecida con el sacramento de la reconciliación, de paz, interior,... y, así, seremos luz para los demás. Santa María, Madre de Dios, intercede por nosotros para que acojamos a tu Hijo: Palabra de Vida y luz de los hombres.
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