Seguimos celebrando la Navidad y, en este segundo domingo, contemplamos en las lecturas, la SABIDURÍA DE DIOS. Volvemos a escuchar la que ya hemos escuchado en la Navidad, y estos días de la Octava: El misterio de la Encarnación y el Nacimiento del Hijo de Dios. Está todo plasmado en el principio del evangelio de San Juan: La Palabra eterna, el Hijo Único del Padre, que se hizo hombre y se llama: ENMANUEL: DIOS-CON-NOSOTROS. que se encarnó en María, la Virgen por obra del Espíritu Santo y nació de María.Esa Palabra, esa Sabiduría, ese Hijo coeterno con el Padre y el Espíritu Santo, es un diálogo de amor entre las personas de la Santísima Trinidad y es una plenitud de vida del Dios uno y trino, que vive en una luz inaccesible, que no le hemos visto y que el Hijo que vive en el seno del Padre, al hacerse hombre nos lo ha dado a conocer, nos lo ha revelado.
En este Hijo suyo, nos ha dado a conocer,nos ha destinado a ser sus hijos en el Hijo. Esto nos hace ver que debemos de tener esperanza porque tenemos perspectivas porque nos ha llamado a ser hijos suyos. Somos hijos de Dios por Cristo, en su Hijo. De este su Hijo hemos recibido todos gracia tras gracia, este es misterio de Navidad, aprovecharse de esta gracia de Dios y tengamos una actitud de adoración ante ese niño de Belén, hijo de Dios y de María en cuanto hombre, demos gracias a Dios por tantos dones que recibimos por su Hijo, en la persona de Cristo podemos llegar a ser y a vivir como hijos de Dios. La sabiduría de Dios, su Hijo, vino al mundo y da la plenitud de la presencia de Dios en el mundo y es nuestra luz, que nos alumbra a todos los que nos dejemos iluminar por esa luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, dejémonos iluminar por la Luz de Dios y no caminaremos a oscuras. Un Dios que se abaja hasta nosotros y nos habla y nos ayuda a conocer los misterios de Dios, que se hace hombre para que recobremos el espíritu de libertad de los hijos de Dios. Pidamos al Señor que nos ayude a conocerle, que le adoremos, que le amemos, que le escuchemos. María, Madre de Dios, intercede por nosotros para que nos dejemos llevar al conocimiento de Dios por la gracia de Dios.
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