San Marcos en esta página evangélica nos sitúa a Jesús en el territorio de la Decápolis, en Sidón y le presentan un sordomudo y Jesús lo cura. Lo separa un poco del grupo, Jesús es muy discreto, lo mismo sucedió en el Tabor cuando se transfiguró y al bajar del monte les dice que no digan nada hasta después de la resurrección, pues aquí les dice que no lo digan a nadie, no busca notoriedad, solo hacer la voluntad del Padre.
Jesús realiza una curación en tierra de paganos-así nos enseña que la salvación que trae al mundo-enviado por el Padre- es universal, es para todos los hombres y de todas las épocas. Nadie está excluido de la salvación que nos ofrece Jesús, Él se entrega en la cruz con infinito amor por todos, absolutamente por todos; solo queda excluido el que se excluye a sí mismo, pero Dios no excluye a nadie, invita a todos y salva a todos y por todos se entrega en la cruz y por todos resucita.
Jesús con este milagro nos indica u entrega a la voluntad salvífica del Padre:" que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad". Jesús quiere , así, llegar al corazón de todo hombre , Jesús le retira un poco de los demás para ayudarle a entrar en la intimidad con Jesús que es Camino, Verdad y Vida, para que descubra el valor de estar con Jesús a solas y llenarse de la Verdad de Dios; así debemos encontrar momentos para estar a solas con Dios en oración personal, toda oración es un encuentro personal con Jesús; sobre todo cuando estamos viviendo en un mundo tan extrovertido, tan superficial, que no quiere llegar a profundizar en lo interior, en esa riqueza interior, en ese tesoro que llevamos todos-en estado de gracia- en este vaso de barro. Necesitamos la oración. Nos va la vida interior, la vida de comunión con Dios. Busquemos lo esencial de las cosas que tienen relación con Dios, con la vida, con la salvación, con la vida eterna,...
Jesús miró al cielo y dijo:" effetá", que significa:" abríos". Pidamos al Señor que nos abra el oído para escuchar su Palabra de Vida y de salvación, que nos abra la boca para anunciar a los hermanos la salvación de Dios. No seamos sordomudos a las cosas de Dios, nuestro Padre; estemos muy atentos y abiertos a las cosas sobrenaturales, que son,de verdad, las que llenan y nos dejan satisfechos.
Ante Jesús las gentes exclamaban: "todo lo hace bien: hace hablar a los mudos y oir a los sordos. Nosotros en los sacramentos nos abrimos a la gracia, a la vida de Dios y por su Palabra nos enseña a vivir la luz que sale de Dios. Tratemos todos de mirar a Jesús para imitarle y seguirle. Abramos la boca para alabar a Dios. Nunca nos cansemos de adorar y bendecir al Señor. Que santa María, Madre de Dios y nuestra intercede por nosotros para que sepamos alabar,bendecir y proclamar las maravillas de Dios en nosotros.
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