jueves, 13 de agosto de 2015

DOMINGO 20 T.O. 2015.CRISTO PAN DE VIDA.

Estamos en el 4º domingo del capítulo 6º de S.Juan-discurso del pan de la vida, como figura de la Eucaristía. Jesús va preparando la mente de los oyentes acerca del banquete, prepara la mesa donde se van a ofrecer y prepara para nosotros los bienes que no somos capaces de imaginar  para los que amamos al Señor.
 Cristo habla muy claro y tan claro habla que incluso los judios le entienden y no comprenden cómo puede dar a comer su carne. Es que ?tienen que ser antropofagos?¡ Vaya si lo entienden!. No llegan-parece ser-  que lo que Jesús dice y enseña no se retracta, el que crea que le siga y el que no crea que lo deje, pues El es la Verdad del PADRE, el enviado por el Padre; Jesús no dice  y luego se desdice o como dice el dicho:" donde dije digo, dije Diego". No. Jesús sigue en su mensaje de que Él es el Pan bajado del cielo, Pan que Dios da para la vida del mundo. Pues Cristo es ese Pan de Vida y el que lo coma vivirá para siempre. Ese pan eucarístico es la carne de Cristo resucitado, vivo, glorificado porque antes se ha entregado hasta la muerte y muerte de cruz por mis pecados y los pecados de toda la humanidad- ESA MUERTE Y RESURRECCIÓN DE CRISTO ES EL MISTERIO PASCUAL, es la ENTREGA PERSONAL Y TOTAL DE CRISTO POR NOSOTROS EN LA EUCARISTÍA, entregado y entregando su vida por mi. por eso la Eucaristía es CRISTO, el mismo CRISTO, verdadero Dios y verdadero hombre. Los presentes-mayormente judios, se echan atrás, se escandalizan, se quieren ir,... Pero Jesús se mantiene firme en la afirmación de que Él es el PAN VIVA BAJADO DEL CIELO PARA LA VIDA DE LOS HOMBRES. Cristo insiste en que " El es el verdadero PAN DE VIDA:" Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros".
 De todo lo que Jesús va diciendo en S.Juan llegamos a que la Eucaristía verdadera comida y verdadera bebida, auténtico alimento, comida y bebida para recorrer el camino de la vida hacia el Padre y tener esa fuerza que solo la Eucaristía-CUERPO Y SANGRE DE ALIMENTO- nos puede dar para caminar y vencer los obstáculos del camino cristiano. Es Pan de Vida y el que lo coma será resucitado en el último día. Meditemos en el misterio de la Eucaristía-misterio de la fe- debemos centrar nuestra vida en el misterio de la eucaristía, de la presencia real y verdadera de Jesús en el Pan. Centremos nuestra vida para poder con la gracia de Dios y la fuerza de la presencia de Cristo en la Eucaristía llegaremos a entender los misterios de Dios por difíciles que sean de entender. Cuando participamos de la eucaristía participamos de la misma vida de Dios, porque recibimos al mismo Hijo de Dios resucitado alimento que salta hasta la vida eterna, pues recibimos la misma vida divina en Cristo y vivimos por Él, del mismo modo que Él vive por el Padre. Debemos de recibirle en gracia de Dios. La Eucaristía nos transforma en Cristo y la vida que recibimos-el mismo Cristo- salta hasta la vida eterna.
 Para recibir bien este alimento, que es el mismo CRISTO, debemos de acercarnos a recibirlo con fe, es decir saber a quien recibimos; no recibimos un trozo de pan, sino al mismo CRISTO-HIJO DE DIOS, ALIMENTO PARA LAS ALMAS QUE PEREGRINAN POR ESTA TIERRA camino de la gloria eterna, de la pascua eterna. Es sacramento de fe y misterio de la fe.
 Debemos recibirlo en gracia de Dios, pues si sabemos a quien recibimos debemos saber que debemos recibirlo en gracia de Dios. NO RECIBIRLO EN PECADO GRAVE. DEBEMOS CONFESAR ANTES, PARA HACERLO DE MODO QUE AGRADEMOS A DIOS. Toda nuestra vida debe ser vivir en paz y gracia de Dios.
 También debemos recibirlo observando el ayuno eucarístico, es decir no haber comido ni bebido una hora antes. El agua corriente y los medicamentos no rompen ese ayuno; y los enfermos pueden comulgar en cualquier momento. Si-por ejemplo- calculamos que vamos a recibir al Señor a las 12, debemos de dejar de comer o beber a las 11. Santa María, Madre de Dios y nuestra, primer sagrario vivo, intercede por nosotros para que descubramos la divinidad de este misterio de Cristo presente  como Pan de Vida, de eterna.

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