Si ayer celebrábamos con gozo la fiesta de Todos los Santos, Hoy hacemos memoria de los seres queridos que se adelantaron a la casa del Padre, les recordamos con amor, agradecimiento, con cariño y con esperanza de su salvación.
Pedimos por ellos con fe en la resurrección de Jesucristo, pues en nuestro Bautismo nos hemos incorporado a su muerte y a su Resurrección, Y han vivido y partido en la fe de la Iglesia. Hoy los recordamos de modo especial aprovechando tanta riqueza de los textos sagrados y de la liturgia - de modo especial la oración por los fieles difuntos pidiendo que los haya recibido en su gloria, que no tenga en cuenta sus pecados pues desearon cumplir siempre la Voluntad de Dios, aunque algunas veces fallaron y fallamos, pero la misericordia de Dios es superior a todo fallo nuestro, que brille para ellos la luz eterna, esa gloria de Dios que llena y satisface plenamente a todo anhelo de beatitud, que el Señor les de el descanso eterno y la paz eterna, que los reciba en su gloria, que los acoja en su seno a los que ha limpiado en la sangre del Cordero, de Cristo, del Hijo de Dios, que puedan contemplar eternamente a Dios como Creador, Padre, y que les rompa las cadenas de la muerte eterna.
Al conmemorar a los fieles difuntos debemos revivir la fe y la esperanza de la resurrección de Cristo y de nuestra resurrección. Afianzarse, afirmarse, convencerse de la Resurrección de Cristo, Pues Cristo es la resurrección y la vida, quien cree en Él , aunque haya muerto vivirá y que el que está vivo no morirá para siempre, en el prefacio rezamos: " En Él brilla la esperanza de nuestra futura resurrección, y, así, aunque la certeza de morir nos entristece, , nos consuela la esperanza de nuestra futura resurrección o inmortalidad". El mismo Cristo que verdadera y realmente resucitó de entre los muertos es la causa y certeza de nuestra futura resurrección, pues Él vivificará nuestros cuerpos mortales por su espíritu que habita en nosotros desde el bautismo. No cesemos de orar por los nuestros, por todos los hermanos en la fe y por todos los difuntos de la humanidad. La misma Eucaristía es MUERTE Y RESURRECCIÓN DE JESÚS, ES MISTERIO PASCUAL. Cada día debemos morir con Cristo al pecado para resucitar con Cristo por el amor de Dios y el amor a los hermanos. Siempre somos de Dios en la vida y en la muerte, pues si vivimos o morimos todo es del Señor y para el Señor; aprovechemos el tiempo presente para purificarnos de nuestros fallos, de confesar con frecuencia y comulgar en gracia de Dios.
También os digo que podemos ganar indulgencia plenaria aplicable solo a los difuntos con las condiciones siguientes. Visitar el cementerio u orar unos momentos, orar por el Papa( Padre nuestro y ave María), rezar el credo, detestar el pecado, aún el venial, confesar y comulgar bien sea 8 días antes o después de los difuntos; la indulgencia plenaria se puede ganar de los días 1 al 8 de noviembre y una cada día por un difunto, el que quieras cada día. Puedes hacer mucho por los tuyos . Aprovecha la riqueza de la Iglesia que son los méritos de Cristo. Santa María, Madre de Dios y nuestra intercede por nosotros y por los difuntos.
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