Después que en los domingos anteriores Jesús fuera ensenándonos con parábolas la llamada a la viña, ir voluntariamente, recibir el jornal de la salvación, traje de bodas, Dios está por encima de todo lo creado, hoy Jesús nos toca lo esencial de nuestra fe de discípulos suyos: AMARA A DIOS Y AMAR AL PRÓJIMO.
A la pregunta de los fariseos Jesús responde así. Porque amar es la mayor y mejor de las experiencias humanas y que deja y va dejando una huella imborrable en cada persona que vive el amor. El amor para entenderlo debemos de vivirlo, experimentarlo y, sólo así, se puede amar y entender lo que es el amor, el amar. Puede ser posible que para algunos el amor sea algo muy que quede en el ámbito de los sentimientos, sobre todo en nuestros tiempos donde se entiende tan mal y tan comercializado, el amor es muy deteriorado y muy vulnerable; amar no solo concierne al terreno de los sentimientos, sino al terreno de las convicciones y de los compromisos contraidos con Dios y con los hermanos. El amor puede ser fuente -desde el punto de vista de la voluntad, del querer- de una experiencia agradable, amar es un gozo que satisface a todos y construye interiormente a las personas por su corazón, por su amor y saber amar limpia y cristianamente. También el amor puede ser fuente de dolor ya cuesta más vivir el amor con responsabilidad y convicción. El amor como nos lo propone hoy el evangelio debe superar siempre estas situaciones y mirar a Dios y por Dios a los hermanos.
Nosotros debemos de tener siempre presente-a lo largo de la historia humana-el amor de Dios hacia nosotros; amor de Dios que supone que correspondamos con libertad, no con la y por la fuerza; cuanto más amemos a Dios más aumentará nuestra libertad y disminuirá la esclavitud, aumentará la delicadeza de nuestro amor hacía Él y hacia los demás, tendremos un gran respeto a las personas y sabremos amar a Dios con alegría y gozo y nos irá ayudando a madurar en el amor, a solidificarlo y consolidarlo. Solo entenderemos el amor si nos convencemos de que Dios está profunda e infinitamente enamorado de nosotros y, desde este convencimiento nos proponemos amarlo y amar a los demás como a mí mismo(¡cuánto nos queremos!). Dios nos dice Jesús:" tanto amó Dios al mundo que no dudó un momento en entregarnos a su único Hijo" y, esto para salvarnos; y su Hijo estando ya en el mundo "habiendo amado a los suyos los amó hasta el extremo, hasta crucificarse por nosotros". Jesús crucificado es el SIGNO DEL AMOR. Signo de amor que molesta a muchos creyendo que con quitar los crucifijos y todo signo de fe católica se creen que todo se acaba. Equivocación grave y absurda que no por esconder o quitar símbolos se acaba con la religión católica y cristiana. La fe y el amor van en el corazón humano, en la persona-imagen del Dios vivo y Resucitado- ¡Como le inquietaba a Nietzche al preguntarse lleno de rabia:¿ Quién es ese muerto que inquieta a los vivos?Él no sabía que ese muerto no era un muerto, sino un VIVO. EL QUE VIVE Y CAUSA DE NUESTRA VIDA.
Cuando uno se siente amado de Dios y ama , ama con todo el corazón, con toda el ama,con todas las fuerzas, con toda el alma, con todo su ser, su persona. Se entrega, se da y está dispuesto/a a recibir también ese amor. No nos olvidemos de que si amamos a los hermanos eso es la señal inequívoca de nuestro amor a Dios, mientras que si decimos que amamos a Dios, podemos no amar a los demás., pues si no amamos a los hermanos a quien vemos ¿ Cómo vamos a amar a Dios a quien no vemos?. Luego la prueba del amor a Dios es el amor a los hermanos. Si no amamos ¿ cómo van a conocernos como discípulos del Señor?. Santa María, Madre de Dios y nuestra. Intercede por tus hijos para que amemos de verdad a Dios y a los hermanos como Tú.
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