martes, 28 de agosto de 2018

DOMINGO 22 DEL T.O. 2018. EL VERDADERO CULTO A DIOS.

Retomamos el Evangelio de Marcos. Hoy en el Evangelio se nos propone por Jesús algo muy importante y muy agradable a Dios: DAR CULTO A DIOS EN ESPÍRITU Y VERDAD". Este es el culto que Dios quiere que le tributemos los hombres, culto de corazón., interno y externo y que se manifieste a nuestro exterior lo  que hay dentro de nosotros.. Dejamos a un lado los mandamientos de Dios y nos llenamos de las normas de los hombres, a las tradiciones humanas que no conducen a nada ni nos pueden llenar porque no tienen en sí la causa efecto de colmar nuestra sed y hambre de felicidad y, que, repito solo Dios llena nuestro corazón. Se puede recordar aquella frase de S.Agustin: " "Nos hiciste a nosotros, sin nosotros y nuestro corazón no descansa hasta que no descanse en ti"; También se puede recordar la frase de Jesús:" Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mi. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." El apóstol Santiago nos dice" Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oirla, engañándoos a vosotros mismos"
 Todo lo anteriormente nos lleva a que debemos dar verdadero culto a Dios: en nuestras celebraciones, oración, sacramentos, sobre todo, la misa,.... Dar culto a Dios con verdadera fe, con un corazón sincero, con el ánimo de agradar a Dios, de imitar a Jesús en sus relaciones con el Padre Dios. Pues corremos el riesgo de caer en la rutina; la rutina es el hacer las cosas sin mayor sensibilidad, ni darse cuenta de lo que estamos celebrando, si que nos diga nada, de hacerlo porque sí, porque siempre se hizo así,... y repetimos oraciones, acciones litúrgicas sin sentido, sin saber ni lo que oimos, decimos, sentimos, renueva, transforma y salimos de los cultos igual o pero que los hemos empezado. Debemos sentir y vivir lo que celebramos; convencernos de lo que creemos, de estamos celebrando, agradando el misterio de amor y de salvación de Dios. Debemos purificarnos el corazón, sintamos en el corazón lo que celebramos y debemos comunicar a los fieles esa vivencia del misterio de Dios. Que nuestro culto no sea farisaico, meramente externo sin más.
 En las oraciones de la misa tenemos la presentación de las ofrendas, lavabo de las manos porque se va tocar el cuerpo y la sangre de Cristo. No ha de ser hipócrita, sin fondo,... " acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde.. y que nuestro culto sea agradable en tu presencia, Señor Dios nuestro". Puede esto ser todo lo externo que se quiera, pero es reflejo de nuestro interior.
 Para Cristo lo que cuenta es  el comportamiento, actitud de la persona, la manera de vivir y actuar y no ha de ser un mero cumplimiento externo de las normas o de los mandamientos,... El Señor conoce nuestras actitudes y  sabe quien le agrada o no. Dios se quiere hospedar en nuestra tienda, casa. El ritual o culto sea de la orden que sea por sí mismo no cambia nada a la persona; si nos cambia  la honradez, la justicia , la intención de agradar a Dios en todo y sobre todo, el que no calumnia,, el que no hace mal al prójimo, ni difama al vecino,...el que vive con personalidad los valores del Evangelio y no los deja por seguir otros contravalores,.... que sepamos vivir una vida interior que nos ayude a no caer en la rutina de lo santo. Santa María, Madre de Dios intercede por nosotros para que nuestro culto sea agradable a ti Señor.

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