Con este Domingo de Ramos inauguramos o abrimos la SEMANA SANTA, Semana Santa porque en ella se verifican los misterios de la Redención, sobre todo el TRIDUO SACRO: VIERNES SANTO, SÁBADO SANTO Y DOMINGO DE RESURRECCIÓN.( TRIDUO PASCUAL: MUERTE, SEPULTURA Y RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO) Ya en este domingo leemos la Pasión del Señor según el evangelio de Lucas-evangelista de este año- y tiene una particularidad que dice cuando Jesús sudó sangre en la oración en el Huerto de Getsemaní. ¡Qué tensión habría en Jesús viendo que le llegaba la hora de pasar de este mundo al PADRE O,MEJOR, DE VOLVER AL PADRE DE DONDE SALIO PARA ENSEÑARNOS A DIOS, a ese Dios que no hemos visto y que creemos y le amamos porque Jesús-su Hijo amado-nos lo descubrió, nos lo reveló, recordemos lo que nos dijo Jesús:" Nadie conoce al Hijo sino el Padres y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". Conocemos a Dios porque el Hijo-enviado por el Padre-nos lo da a conocer.
hemos visto-o veremos- como entra Jesús en Jerusalén cabalgando sobre un asno, entra como el Mesías prometido para la salvación del mundo. Para nosotros-2000 años después- esa entrada triunfal es un tanto engañosa-para Jesús no, pues ya sabe lo que va a sucederle y lo asume con alegría por voluntad del Padre y amor hacia nosotros. " Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus semejantes".¡Qué obediencia y qué humildad la de Jesús!, ¡ Qué paz nos transmite el que viene en nombre del Señor! Miremos si Jesús que viene y que entra en el pueblo, entra también en mi vida, en mi corazón. Quiere que le acojamos como viene y como es: HIJO DE DIOS. Todos le aclaman entusiasmados, no ven más allá, Jesús sí. El viene construyendo un reino de justicia, de amor, de paz, de verdad, .. Nosotros también le aclamamos, llenando los templos, pero después de bendecir esos ramos-es posible que hasta el año próximo no nos volveremos a ver- o como dice el refrán: " de Pascua a Ramos". Que esta semana que empezamos nos lleve a vivirla santamente, acompañar al Señor que se entrega por nosotros.
Podemos preguntarnos: ¿ A qué hemos venido hoy aquí? ¿ Compartimos los sentimientos de Cristo- que siendo Dios, sin dejar de ser Dios, comenzó en el tiempo a ser hombre para redimirnos, se humilló a sí mismo, se hizo obediente hasta la muerte y muerte de Cruz, siendo fiel abolutamente al Padre, su amor infinito a los hombres, su tristeza por la tozudez de los hombres, su soledad en el momento cumbre de su entrega por nosotros,... y nosotros le abandonamos, le dejamos solo, marchamos a la nieve, de vacaciones, de montaña, de crucero, a pasear,.... Examinemos nuestra fe y veamos si tiene obras y alimentamos a esa fe, si acompañamos a Jesús como María, Juan y las piadosas mujeres. No tengamos miedo a ser felices con la felicidad del Señor y no con las felicidades-por muy legítimas-que sean. Santa María, Madre de Dios y nuestra, intercede por nosotros tus hijos para que esta semana Santa la vivamos con fe, con recogimiento, con audacia, que no tengamos miedo el acompañar a Jesús en los misterios centrales y fundafamentales de nuestra redención y salvación.
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