Seguimos subiendo con Jesús hacia Jerusalén. ¡ Cuánto aprendemos de sus enseñanzas en ese caminar hacia la ciudad santa!. Estos domingos nos orienta en torno al uso de las riquezas, del dinero,... Lucas nos dice que los fariseos eran amigos del dinero, de aquí que Jesús dirija sus ejemplos para ilustrarlos y ayudarles a seguir el buen camino del desprendimiento, de saber usar los bienes de modo que ganemos la vida eterna con los bienes, dones que Dios nos ha regalado. Ilustra con una parábola:" El rico Epulón y el pobre Lázaro". Qué no sigan el ejemplo del rico. Los ricos no se condenan por el hecho de ser ricos, sino por el mal uso que han dado a los bienes que han recibido de Dios y por ser insolidarios con los demás; ni los pobres se salvan por ser pobres, sino por saber vivir, aceptar conformes a su estado-e incluso- ayudar a los que tienen muy poco, pero ellos ven como nadie y sufren las precariedades de los demás, son más sensibles y ayudan de lo poco que tienen. Acordaros del óbolo de la viuda.
El rico vive en la opulencia. Banquetea, disfruta, nunca se ve harto-aunque esté siempre comiendo-no le importan los demás ni teniéndolos cerca, a la puerta,; se siente poderoso, potente y al pobre ni lo mira, ni lo ve, ni se preocupa, mira para sí solamente. Ni las migajas que caen de su mesa se las dan.¡ Vaya casualidad!¡ Vaya ejemplo! que hasta los animales( un perro) le lame las heridas.¡ Cuánta ceguera proporcionan las riquezas, que no vemos ni las necesidades elementales de un prójimo:próximo.
En esta perícopa evangélica se ve el comportamiento de los hombres en esta vida; de los unos para con los otros, de todos con Dios. Experimentamos que las riquezas y todos los bienes del mundo no nos alargan la vida, ni nos libran de la muerte. Todos vamos a pasar por esa puerta que se abre a la vida eterna y se cierra a la vida presente.¡Oh hermana muerte! que suavemente vienes y nos haces pasar a la vida de la visión y disfrute eterno de Dios. Ante la muerte todos somos iguales. No hay distinciones ni de poderosos, ni humildes; ni de santos o pecadores; ni de guapos/as o de feos/as; ni de famosos/as o sencillos,...
Y después de la muerte la situación es diversa según haya sido nuestra vida aquí. El rico Epulón se separa de Dios por no saber vivir la vida presente con amor y ayudando a los demás, ha vivido con egoísmo, pensando sólo en sí mismo, no le importan nada los demás, no por ser rico, sino falto de peso en el amor, en la caridad; y el pobre se salva, no por ser pobre, sino por saber vivir la vida conforme a la voluntad de Dios, por ser el último en este mundo será preferido en la otra vida.
El rico no se habría condenado si fuera solidario, caritativo( como el Señor es amor y nos mandó amarnos unos a otros, en esto conocerán que somos discípulos del Señor). Hagamos el bien y descubramos a los demás( pobres, ricos, todos) a Jesús y por Él debemos actuar. Sepamos compartir. Sabiendo esto debemos de ponerlo en práctica. " venid vosotros, benditos de mi padre, porque tuve hambre y me distéis de comer..."( Recordemos el capítulo 25 de S. Mt.). Ahora es el momento de nuestra conversión, estamos a tiempo todavía, no lo dejes para mañana porque puede ser tarde. Ahora es el momento oportuno, la hora ideal para caminar hacia DIOS. La conversión no va a venir porque venga un muerto a contarnos lo que hay después de la muerte, ya vino Jesús, el Señor, y nos ha enseñado todo el proyecto del Padre, la misión de Jesús está clara y ahí está, conozcámoslo, sigámoslo , ... Lo que debemos hacer es escuchar a los sacerdotes que tenemos a nuestro lado, en nuestra parroquia. Ánimo. No tengas miedo, pues el Señor no te va a quitar nada, sino que te lo va a dar todo lo necesario para tu felicidad. Cuentas con la gracia de Dios, la ayuda de la Iglesia, la intercesión de María. Virgen María, ayúdanos a escuchar la Palabra de Dios que nos expliquen nuestros hermanos los sacerdotes, que nos quieren bien y nos orientan-muy próximos a nosotros y como nosotros- a recorrer el camino y llevar esa Palabra a la vida y al corazón.
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