martes, 27 de agosto de 2013

Domingo 22. T.O. 2013: La Humildad.

Seguimos avanzando con Jesús en su subida a Jerusalén. Jesús sigue desgranando sus enseñanzas para sus discípulos. En el Evangelio de hoy Jesús es invitado a comer en casa de un fariseo muy importante. Le están observando. Él observa el comportamiento delos invitados y da unas normas no de urbanidad, de protocolo, sino que describe cómo ha de ser el comportamiento de los suyos. Unos eligen los primeros puestos. Nosotros debemos mirar siempre a Jesús, ya que Él es el modelo de todo ser humano. Él siendo Dios, " Se despojó de su rango": Se hizo hombre. Nació en un pesebre. Vivió en una familia pobre. El mismo vivió pobremente, fue contado con los pecadores en la cola del Jordán, se rebajó hasta someterse a la muerte y muerte de Cruz y, " por eso Dios lo levantó sobre todo oro nombre,..." Jesús se ha humillado siempre en su vida y, sobre todo, cuando ha llegado su pasión. Así como Cristo vivió siendo la misma humildad, también nosotros debemos imitarlo en seta virtud tan agradable a los ojos de Dios y de los demás. "La humildad es andar en la Verdad", nos dice Santa Teresa de Avila. Es el conocimiento verdadero delo que somos ante Dios y ante los demás; es , además, vaciarnos de nosotros mismos, para llenarnos de Dios y que siga actuando la gracia de Dios en nosotros, ser humilde es saber lo que somos ante Dios y no el puesto en el que nos coloca la sociedad. Jesús ante ese acontecimiento y comportamiento nos dice: " El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido". Nosotros necesitamos la humildad para agradar a Dios y agradar a los demás. ¡Qué mal nos caen esas personas que lo saben todo, que no te dejan ni hablar, que lo pueden todo, que tienen todos los derechos del mundo y tú no tiene ningún derecho,... ante estos casos te queda el deseo de marcharte lo antes posible. Las personas soberbias caen mal a todos. También algún discípulo de Jesús discutían para ver quien sería el mayor entre ellos. Jesús les dice: " el que quiera ser el mayor que se haga el menor, y el que quiera ser el primero que se haga el último". La humildad es una virtud necesaria para que las demás virtudes cobren valor y el amor es otra virtud que nos hace arder en amor a los demás y quererlos como son y como somos, pues cuando somos humildes estamos venciendo el egoísmo, el amor propio, la soberbia, el orgullo, y nos ponemos a servir a los demás como lo hizo Jesús, lo hace la Iglesia. Ejemplo os he dado, dice Jesús. Santa María, Madre de Dios y nuestra, ayúdanos a ser humildes como tu para que el Señor haga maravillas en nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario