En este domingo el Evangelio nos presenta la historia de dos personas: Una JESÚS, el Hijo de Dios que fiel a la Voluntad del Padre, se hace hombre para salvar a la Humanidad, lo que va a padecer por nuestros pecados, será crucificado, muerto y sepultado, pero al tercer día resucitará y todo por amor, porque el Amor está enamorado del ser humano. El Señor es la Felicidad y quiere comunicárnosla, quiere que seamos felices, pero a veces ponemos nuestra sed de felicidad en felicidades con minúscula, cosas que no satisfacen, que no nos llenan,...Tenemos sed de felicidad y, para eso, debemos abandonarnos en el Señor, tener mucha comunión con Él. JESÚS tiene sed de nosotros, de que seamos felices. Por otra parte la historia de la Samaritana. Tiene sed de felicidad y no la halla ni con todos los hombres con los que ha convivido. Viene al pozo de Jacob a buscar agua y allí le espera JESÚS con sed de que aquella mujer calme su sed de felicidad con el don de DIOS. Se pasa del agua elemento biológico de nuestro organismo al agua que sacia la sed y que no hay que volver al pozo a sacar agua(elemento material-biológico) porque el agua, la que da JESÚS, (su gracia) es el agua que salta hasta la vida eterna. Es JESÚS esta agua. ¡ Si conocieras el don de DIOS y quien es el que te dice: "Dame de beber, tú le pedirias a Él, y Él te daría a ti agua viva". El evangelio de este domingo es característico de la catequesis baustimal para los catecúmenos que se preparan para recibir el Bautismo en la Vigilia Pascual. JESÚS tiene sed de tí. Te busca, dialoga contigo, como lo hizo con la samaritana, para ir despertando tu ansia de felicidad, de alegría en tu interior y que seas tú quien le pide : "Dáme de beber de esa agua que sacia y llena de felicidad nuestra vida, de salvación, de vida eterna". La vida presente te ofrece muchos momentos de "felicidad" que son muy pasajeros y, que más bien dejan insatisfechos: consumismo, alcohol, drogas, sexo, poder, riquezas,...Pero si no tenemos al Señor...estamos insatisfechos, infelices. Todos sentimos sed de ser amados y de amar, pero el verdadero amor que de verdad nos ama es el amor de CRISTO, que se hizo hombre y se entregó en la cruz por mí. Tengamos confianza en el Señor porque está enamorado de nosotros, correspondamos a ese amor con generosidad. Ten esperanza de que CRISTO saciará tu sed y te va dar nada más que tú se lo pidas esa agua de felicidad y de gracia que salta hasta la vida eterna. Ánimo pídeselo al Señor que está deseando darte la vida interior que te va llenar y no tendrás que volver a buscar agua a tantos pozos cenagosos, tristes, amargos. El amor misericordioso de CRISTO te espera, te busca y te vas a encontrar con Él. Ya lo verás. Compruébalo.
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