Las lecturas del domingo XXI del tiempo ordinario nos llevan reflexionar sobre un interrogante que nos urge resolver por nuestro bien y paz. Jesús habla a las multitudes y de entre ellos uno le pregunta: "Señor, ¿serán pocos los que se salven?. La respuesta de Jesús es: "Esforzaos en entrar por la puerta estrecha." La salvación es obra de DIOS. Él La ofrece a todos los hombres y debemos colaborar con ésa, su oferta. Él no la impone, la ofrece respetando nuestra libertad. La salvación es fruto de la misericordia del Señor con nosotros y de su fidelidad eterna. El vértice de la salvación es la muerte y resurrección de Jesús," por el sacrificio de tu Hijo, has adquirido Señor, un pueblo de hijos." "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio."Tengamos en cuenta que la salvación no se realiza de forma mecánica, sin voluntad y participación de cada uno; sino que el creyente es invitado a aceptar el don que se le ofrece y recibir la vida sobrenatural que se da a los que participan en este misterio viviendo conforme a Cristo, de manera que podamos ser contados entre los muchos que se salven. La salvación debemos alcanzarla viviendo los preceptos del Señor, confiando en sus promesas y con buenas obras realizadas con amor a DIOS y a los hermanos. Pues al final de nuestros días seremos examinados sobre el amor. Oremos sinceramente al Señor para ir por el camino estrecho que lleva a la Vida.
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