jueves, 18 de julio de 2019

DOMINGO XVI DEL T.O. 2019. ACTIVIDAD Y CONTEMPLACIÓN.

 Jesús en subida a Jerusalén, sigue sembrando doctrina del Reino de Dios y el camino para llegar a la meta: VIDA ETERNA.
Jesús, una vez más, se retira a Betania  a casa de sus amigos, los hermanos: Lázaro, Marta y María. Las dos hermanas reciben al Señor de manera distinta, Marta con la hospitalidad de preparar comida para el HUESPED y María de otro modo escuchando al HUESPED;  son dos modos de ser hospitalarios, de acoger al Señor, en un momento de la estancia de Jesús, Marta-llena de buena voluntad-" se acerca a Jesús y le dice: "Señor, ¿ no te importa que mi hermana me deja sola en la tarea de la casa? Jesús le responde: Marta, Marta. andas inquieta y preocupada por demasiadas cosas, solo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte".
 Ni la actividad de Marta excluye la contemplación de María; ni la contemplación de María excluye la actividad de Marta. Lo ideal es en nuestro caso que sepamos conjugar en este mundo en el que vivimos en medio de una sociedad tan nerviosa, ajetreada, tan preocupada por tantas cosas,... que nos distraen, otras nos seducen, otras nos arrastran, otras nos perjudican claramente,... Recordemos que no estamos en un convento de monjes o de monjas de clausura,-según  seamos hombres o mujeres- sino que estamos en esta sociedad actual y por los cuales ha orado Jesús al Padre:" Padre, te ruego por estos que me diste que están en el mundo, no que los saques del mundo, sino que los libres del mal".
 Nosotros debemos colaborar con el Señor y aprender de la misma vida de Jesús de: modelo de acción y de contemplación. La actividad sola sin la gracia de Dios y nuestra comunión con Cristo resulta estéril; y la contemplación sin la acción puede degenerar en una contemplación mal entendida y egoísta, sentimental, superficial y poco fructuosa para la Iglesia y para la salvación de todos; la verdadera contemplación debe llevar a vivir la evangelización y el deseo de que todos se  salven y disfruten de ese don de comunión con el Señor. Si Dios me hace  estar inundado de felicidad divina y me llena debo darlo a conocer a los hermanos para que también ellos tengan esa misma felicidad, lo demás puede ser una contemplación mal entendida. Sepamos-como Jesús- conjugar bien la actividad y la contemplación. SEPAMOS-POR OTRA PARTE- QUE NO SOMOS NOSOTROS LOS QUE HACEMOS FRUCTIFERA LA EVANGELIZACIÓN, NO, SINO QUE LA EFICACIA DEPENDE SIEMPRE DE DIOS Y NUESTRA COLABORACIÓN HUMILDE. Santa María, Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario