lunes, 17 de julio de 2017

DOMINGO 16 DEL T.O. 2017. LA PACIENCIA DE DIOS.

Seguimos estos domingos con las parábolas del Reino expuestas por Jesús para darnos a conocer cómo nace, crece, se desarrolla, se vive el Reino de Dios.El domingo pasado era la parábola del sembrador y cómo esa Palabra de Dios cae en diversos terrenos con fruto desigual, aunque el sembrador es el mismo y siempre desea que fructifique, la semilla es su Palabra, que siempre  es eficaz,...pero el terreno somos nosotros y no todos estamos igual de dispuestos a recibir esa Palabra de vida.
 Hoy en este domingo - 16- se nos pone en consideración de como el amo siembra buena semilla-trigo bueno- y cuando van a verlo los servidores notan que hay cizaña creciendo con el trigo,le dicen al amo que si quiere que van y arrancan la cizaña;el amo dice:No, no sea que al arrancar la cizaña arranquen también el trigo, dejadlos crecer juntos y al final se separarán y el trigo se recogerá en graneros y la cizaña atadla en gavillas y al fuego.También en el mundo vamos creciendo juntos buenos y malos,no se deben extirpar los malos porque molesten a los buenos,... no, sino se espera al final del mundo y será entonces cuando llegue la separación: los buenos, los discípulos de Jesús para la vida eterna en la contemplación de Dios y los malos al fuego, a la separación de Dios-AMOR- por toda la eternidad.
 Aquí debemos meditar en la paciencia de Dios y nosotros debemos asimilar esa paciencia de Dios en este mundo, sin críticas, sin enfados, con calma, con oración por ellos,los que no piensen como nosotros, o hagan mucho daño en esta vida, ya porque no crean, ya porque no han recibido esa formación necesaria para un comportamiento cívico, ético-por lo menos,ya que no moral- pues nosotros, discípulos del Señor ante los sufrimientos, cruces, persecuciones, enfermedades graves, reveses graves en la vida,... no perdamos la calma, no seamos impacientes, pues ante todo esto debemos de ser fuertes- como Jesús ante su pasión, cruz,...-pues ante esto contamos con la fuerza de Dios que nunca nos abandona y desea que nosotros seamos también fuertes, de igualdad de ánimo, de amor a Dios, de saber llevar los sufrimientos físicos, psicológicos, morales, ...todas las situaciones personales, familiares, sociales, cívicas, humanas,...sepamos dominarnos, ser señores de nosotros mismos; cuando tratamos con los demás, dominar nuestro genio, ser siempre respetuosos, sin malas caras, sin suspicacias, sin segundas intenciones, ser comprensivos con todos, de modo especial con los más necesitados y débiles, saber sonreir en cualquier circunstancia, tener siempre buenas y amables respuestas, no pensando mal de los demás,por más evidencias que se pudieran tener,...
 La impaciencia lo destroza todo, lo vuelve todo ineficaz,..." con vuestra paciencia salvaréis vuestras almas". La paciencia nos ayuda a no quejarnos ni por el frío, ni por el calor, la enfermedad o la salud, ni por las diversas contrariedades diarias, no seamos malhumorados, sepamos reir y ayudar a que los demás se rían , gocen, disfruten de la vida sanamente,...nos ayudará a vivir sobrenaturalmente, descubriendo la mano de Dios en todo, nos dará serenidad,paz, Mira a Cristo en su vida, pasión, muerte de cruz, resurrección,... Cuando amamos somos pacientes, pues nos dice S.Pablo" el amor es paciente".
 También nos propone dos para´bolas más: el grano de mostaza que es la más pequeña de todas las semillas, luego crece.... y la levadura en la masa que hace fermentar, subir la masa,..Quiere decir que siendo un comienzo insignificante, luego se desarrolla y crece mucho... Así es el Reino de Dios, empieza con la misma persona de Jesús, va creciendo y llega a ser una multitud, la Iglesia crece y crece por la Palabra de Dios y son millones y millones de los creyentes seguidores de Jesús que avanzan hacia el Padre, henchirán la tierra y llenarán el cielo,.. Hagamos el esfuerzo necesario para vivir ahora en el Reino y contemplar la gloria de Dios en el reino de los cielos.¡Qué bien se entiende todo el desarrollo del Reino de Dios en Cristo y cómo lo explica Jesús!. Santa María, madre de Dios y nuestra, intercede por nosotros para que seamos pacientes mirando a Jesús en la cruz y a su Madre al pie de la misma cruz.

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