miércoles, 23 de septiembre de 2015

DOMINGO 26. T.O. JESÚS ENVIA A SUS DISCÍPULOS.

 En este domingo 16 del T.O. la Palabra de Dios nos lleva a estas reflexiones:  Jesús proclama la unidad, pues cuando sus discípulos le dicen que "hay uno que no es los nuestros" y Jesús les instruye de "que no se lo impidan, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mi. El que no está contra nosotros está a favor nuestro" Jesús- como Dios e hijo de Dios- trabaja siempre por la unidad, mientras que "hay otro"( el diablo, que desde su creación ya empieza con la división, pues se ve tan bello, tan fuerte, que se cree que él es dios y se separa  del Dios Creador y Padre- que su trabajo es dividir, incordiar, separar, pues con sus inspiraciones siempre está intentando separar, romper nuestra vida de comunión con Dios. El diablo siempre entra dándonos la razón para que caigamos en pecado, pero- una vez conseguido- nos abandona en el pecado, en la desazón, en la tristeza, vacío que se siente al no tener ni sentir a Dios en nosotros. Claro que en todo esto juega un papel importante tener una conciencia recta, bien formada, porque si no la tenemos o hemos perdido toda noción de pecado, no hay nada que hacer porque lo que hace lo hace según le convenga, según le aprovecha a si mismo, y entonces eso que le favorece no considera pecado porque-entre otras cosas- la tentación  del ser creado( ángeles y hombres se quieren poner en la vida siendo ellos "dios", para cada hombre su dios es él mismo, suplantamos a Dios y nos ponemos nosotros. Seamos sensatos creamos y adoremos al verdadero Dios: Padre, Amor, Vida, Felicidad, Salvador, Santificador,...
 En cuanto más nos vale" entrar manco, tuerto,... en el cielo que con todos los órganos irnos al infierno. Lo importante es la ida, la salvación , es formar parte del Reino de Dios ya en este mundo presente y luego disfrutarlo plenamente en el cielo. Nos quiere decir que ante tanto egoísmo como hay en nosotros( pues de nuestro egoísmo nace la lujuria, la gula, los malos pasos, las injusticias de cada día, nuestra falta de amor, de darnos a todo lo que nos de gana siempre que nos produzca gozo, placer inmediato, ya; sin mirar si es ético, moral, conforme a la voluntad de Dios, si nos puede reportar vida eterna o condena eterna.¡Cuántas veces hacemos cosas inhumanas contrarias a la voluntad de Dios, que causando daño a los demás con violencia, sensualidad, egoísmos, mirando nuestros derechos y no nuestras obligaciones; esto pasa mucho en nuestro mundo de hoy siempre miramos nuestros derechos, pero no nuestras obligaciones para con los demás. Ser persona humana es difícil, pero ser cristiano es mucho más  difícil y no podremos serlo sin la ayuda de Dios. Todo esto nos lleva a ver en nuestra vida la cruz de Cristo y que Él está ayudándonos a llevar la nuestra de cada día, su entrega total hasta la muerte y resurrección.
 Podemos mirar también lo referente al escándalo, que es cuando uno induce a otro a pecar, a hacer algún mal, El que escandaliza se convierte en tentador de su prójimo, atenta contra su virtud y contra nuestra propia virtud. Es verdad de que siempre debe haber escándalos, pero ¡ ay de aquel por quien viniere el escándalo! Debemos mirar mucho este aspecto del evangelio de hoy. Es verdad que hay personas muy inteligentes y esto es más difícil, pero hay también almas muy sencillas que es más fácil inducirlas al pecado. Ante tanto pecado personal, social debemos reparar con sacrificios, dolor, arrepentimiento y confesión de todo pecado  para reconciliarnos con Dios y con la Iglesia-nuestro hogar donde siempre encontramos acogida, cariño, comprensión, perdón, y sepamos siempre perdonar, pues Dios siempre perdona y no hay pecado que Dios no puede perdonar.
 Pensemos también que al mal, a todo pecado no se vence con más mal o más pecado, sino con el bien, con la virtud, con obras de caridad, pues la caridad, el amor cubre la multitud de los pecados;  la gracia de Dios en la confesión nos aumenta la fuerza para vencer las tentaciones hacia el mal; al participar en la EUCARISTÍA  nos sentimos todos más unidos a Cristo y a los hermanos y sentimos a todos los presentes como hermanos, nos alegramos con la fe de los demás que también nos impulsa a amar y servir a los demás. Jesús envió a los Doce para curar, perdonar, y expulsar demonios. Santa María, Madre de Dios y nuestra intercede por nosotros tus hijos para que respondamos fielmente a Jesús en el anuncio del Reino de Dios.

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