martes, 15 de septiembre de 2015

DOMINGO 25 DEL T.O. 2015. SER COMO NIÑOS.

Jesús sigue avanzando por el territorio geográfico, pero también por el doctrinal enseñando a los suyos. Les vuelve a instruir sobre lo que tiene que sufrir en Jerusalén-como anunció el profeta Isaias- no nos olvidemos de que es el 2ª exhortación sobre su pasión, pero sus discípulos no entiende nada y-hasta Pedro se atreve a llevárselo aparte y  quitarle de la cabeza eso de la pasión, pero Jesús le recrimina porque Pedro piensa como los hombres, como los mundanos, no como Dios, conforme a la Voluntad del Padre; pero no solo no entienden, sino que tiene miedo de lo que Jesús está hablando con toda claridad de los sufrimientos que le esperan en Jerusalén. Piensan en el sufrimiento que les habla, pero no llegan       a lo que es inseparable a su pasión, muerte,...-y lo que es el remate: -LA RESURRECCIÓN, EL FINAL GLORIOSO, LLENO DE GLORIA, DE ALEGRÍA.
 Nosotros, -es posible- de que tampoco nos enteremos mucho, después de dos siglos de experiencia cristiana, o no nos interesa entender porque no queremos el dolor, el sufrimiento, en definitiva: la cruz. Pues nosotros tenemos menos excusas que ellos porque sabemos muy como se han desarrollado los acontecimientos de Jesús  en Jerusalén y también nos faltará fe, confianza en la RESURRECCIÓN DE JESÚS. Es posible de que tengamos miedo, se nos embota la mente y corazón para pensar solo en negativo ante el dolor y sufrimientos humanos, pero hemos de sacra cosas positivas de la pasión, muerte y resurrección de Cristo porque todo sirve para la redención y salvación del género humano; debemos pensar en cómo unirnos más a los sufrimientos de Cristo por nosotros y de completar-como dice S. Pablo- lo que falta a la pasión de Cristo; no es que a la pasión de Cristo le falte algo, NO, sino unirnos a él con nuestro sufrimiento, apropiarnos su pasión, muerte y resurrección a nuestras vidas, de ser corredentores con Él, como lo ha sido María, su Madre.
 Todo este misterio lo anticipa Jesús en el Cenáculo: Santa Misa, misterio pascual. Cada vez que participamos en la misa estamos viviendo nuestra  redención. Que Cristo en la Eucaristía nos fortalezca a todos.
 Mientras Jesús les habla- instruyéndoles-los discípulos van discutiendo sobre quien será el mayor, el más importante en su reino. Jesús les sigue instruyendo: " El que quiera ser el primero, que se haga el último de todos y el servidor de todos. Acerca a un niño y les dice:" El que acoge a un niño como este  en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mi, no me acoge a mi, sino al que me envió"
 ¡Qué bien nos viene este evangelio para nuestra sociedad de hoy,! pues cuántas ambiciones,, cuanta veces se pisa a los demás para subir uno, el egoísmo, la soberbia, el amor propio, la vanidad, el aplauso fácil,... Cuando se vive con humildad se vive con más paz interior y exterior, con alegría, con espíritu de servicio a los demás,... Miremos cómo está el mundo, nuestro mundo que Dios ha puesto en las manos de los hombres de cada época y lo que hacemos con él con tantas guerras, terrorismo,violencia de género,....
 Procuremos cada uno de nosotros, los discípulos de Jesús, de seguir e imitar al Modelo que es Cristo, fundamento, vida, salvación de todo; sin Cristo nada.  Virgen María. Madre de Dios y nuestra, intercede por nosotros para  que seamos humildes, pacíficos como  Jesús.

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