Estamos ya en el 5º domingo de Cuaresma, ya se divisa cercana la Semana Santa, La PASCUA. Nos acercamos a esos momentos reales e históricos de la entrega de Nuestro Señor JESUCRISTO EN LA CRUZ, es el grano que cae en tierra y muere y da mucho fruto: LA REDENCIÓN, LA SALVACIÓN. Se ha entregado Él por todos nosotros para darnos a todos la vida divina. La entrega por amor al Padre y por su fidelidad y amor a nosotros. Nosotros participamos en esa vida que Él nos gana con la entrega de su vida, y,así, a su ejemplo, debemos nosotros darla por los hermanos, es el ejemplo del grano de trigo que cae en tierra y muere, y que es condición indispensable para dar fruto.
En la primera lectura el pueblo ha desoído las llamadas de Dios y anuncios de los profetas de parte de Dios y ha roto la alianza con Dios, que siempre está dispuesto a aceptar a ese pueblo-por otra parte su pueblo- que es de dura cerviz, incorregible, y revelándose siempre contra Dios; Dios pone en su corazón la ley natural, los mandamientos.
La segunda lectura:Jesús es el gran y único sacerdote de la nueva alianza y mediador entre Dios y los hombres, pues en Jesús se encuentran los hombres con Dios y Dios con los hombres; en Él también tenemos el ejemplo de su obediencia a la voluntad de Dios y de cómo hemos de convertirnos al Señor de corazón. Como sube Jesús a Jerusalén, debemos de subir nosotros con Él, participando de su muerte, pasión y resurrección y así llegamos a la salvación regalo de Jesús, de la misericordia de Dios.
En el evangelio Jesús nos sigue diciendo de " su hora", hora de glorificación de DIOS por su Hijo Jesús y, de Jesús por el PADRE. Cuando nosotros oímos su voz estamos aceptando su vida y su salvación; aceptamos, vivimos su muerte y de ella nos viene la redención, los sacramentos por los que se nos comunican la vida divina; debemos anunciar su muerte con nuestra vida, cayendo en tierra como el grano de trigo, como lo hizo Jesús en la cruz, y así daremos mucha vida, pero si no morimos a nosotros mismos-como el grano de trigo- quedaremos infecundos. Seamos conscientes de que el camino de la cruz es el camino de la luz, de la salvación, es el resumen del dolor, del sufrimiento del género humano.Ahí estamos todos los que padecen toda clase de dolores, de sufrimientos, debidos por nuestros pecados personales, sociales, humanos,...los llevó Jesús en el abrazo y clavado en la cruz. Unamos nuestros dolores y sacrificios a Jesús y ofrezcámolos a Él.
Jesús que entregó su vida plenamente es porque la tiene en plenitud; nosotros cuánto más nos demos a los demás y a Cristo más vida tendremos en nosotros. No tengamos miedo a la cruz de Cristo, ni a caer en tierra como el grano de trigo y de morir en el surco porque de ahí surgirá en abundancia la vida, la felicidad, la salvación.
Santa María, Madre de Dios y nuestra intercede por nosotros, tus hijos para que tengamos la vida divina y la transmitamos con tu ayuda los demás.
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