miércoles, 26 de marzo de 2014

DOMINGO 4º DE CUARESMA. CRISTO LUZ DEL MUNDO.

 En este camino hacia nuestra fiesta:LA PASCUA,vamos meditando varios evangelios que nos llevan a conocer, vivir la Vigilia Pascual,vimos el agua, la gracia de Dios que salta hasta le vida eterna; hoy meditamos la curación del ciego de nacimiento: Cristo, luz del mundo. ¡Qué hermosa  y necesaria es la vista para ver y distinguir todas las maravillas de Dios  en la creación , en las obras buenas de las criaturas, las obras de arte, todas las bellezas de este mundo,... Alegrarse de todo lo maravilloso que Dios ha creado para nosotros, parta que disfrutemos. gocemos y nos alegremos de tanto bien como existe, pero que está bastante escondido. Sepamos darle luz, visión, color a todo con valentía ante un mundo muy valiente por sus necedades, maldades,... Debemos recuperar la alegría con este milagro o signo de Cristo. La luz de Cristo ha vencido y vence a las oscuridades del mundo que quieren impedir el avance de la Luz, que es Cristo, pero esto como " dar coces contra el aguijón" porque se terminará imponiendo la luz sobre la oscuridad, el bien sobre el mal.  Esta vista que Cristo le dio al ciego de nacimiento significa la fe, esa fe que nos llega a través del bautismo y que va creciendo y fortaleciendo por la Confirmación, pero esa luz al ciego no le llegó de repente, sino pausada y progresivamente recibiendo la formación adecuada a cada edad y los primero formadores son los padres que cuentan con los catequista, sacerdotes,... en el diálogo con otras personas como el ciego de nacimiento que se reafirma su fe en Jesús como profeta y como alguien que viene de Dios, porque si no viniera de Dios o Dios no estuviera en Él no podría hacer los signos que hace, y al encontrarse de nuevo con Jesús ya le reconoce como el HIJO DE DIOS, hecho hombre, y se postra ante Él y le adora. Así es la fe de los que seguimos a Jesús vamos poco a poco creciendo y asegurando nuestra fe en Él como el HIJO DE DIOS. Esta es nuestra fe en JESÚS: MUERTO Y RESUCITADO. Ante este evangelio debemos nosotros reconocer a Jesús como Dios e Hijo de Dios, como nuestra Luz y dejarnos iluminar por Él para que lleguemos al conocimiento de toda verdad. Si seguimos a  Jesús caminemos como hijos de la Luz y procuremos hacer todo aquello que le agrada al Señor.
 Este signo de Jesús no dejó indiferente a nadie entonces y tampoco debe dejarnos a nosotros. Meditemos para que veamos ¿ cómo andamos en la fe, la luz de la fe?. Entonces hobo gente que se negó a recibir y a seguir la luz, a Cristo como los fariseos, hoy también puede haber hombres que no acepten la luz de la fe en Cristo vivo y resucitado. Dejarse iluminar por la Luz de la Verdad. procuremos ir al encuentro con Cristo y pedirle que Él se encuentre con nosotros. Señor, que crea o señor yo creo pero aumenta mi fe" Gracias, Señor, por el gran don de la fe. Virgen María, madre de los creyentes intercede por nosotros para que crezca cada día más nuestra fe en Jesús.

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