Con esta fiesta del Bautismo de Jesús terminamos el ciclo del tiempo de Navidad, pues la Navidad no termina-como algunos creen- con la Solemnidad de Reyes.
En el Bautismo de Jesús tenemos no ya las manifestaciones del Señor a los pastores y a los Magos; ahora -al entrar Jesús en las aguas del Jordán-es el mismo Padre Dios el que presenta, revela quien es el que está en el agua y, al salir, del agua" vieron cómo se abría el cielo y al Espíritu de Dios descender sobre como Él como una paloma, y se oía una voz que decía:" Este es mi Hijo muy amado, en quien me complazco".
Juan el Bautista dijo:" El que me envió a bautizar con agua me dijo:" Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre Él, ese es que ha de bautizar con Espíritu Santo. He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre Él. YO LO HE VISTO, Y HE DADO TESTIMONIO DE QUE ESTE ES EL HIJO DE DIOS"
Juan no quería bautizar a Jesús, pero Jesús le dijo" Déjame hacer ahora, pues conviene que cumplamos toda justicia. Entonces Juan accedió." Al recibir el bautismo de agua, de penitencia, que esto era el bautismo de Juan, Jesús deja la vida oculta de Nazaret y comienza la vida pública. Se metió en el agua para santificar las aguas,no para purificarse, sino para que nosotros por esas aguas podamos ser limpios y purificados de nuestros pecados, pero nuestro Bautismo-Bautismo, sacramento, instituido por Jesús no solo para perdonar pecados, sino para hacernos hijos de Dios, para recrear,volver a nacer por el Espíritu Santo y el agua, llenarse de Cristo, de Dios y empezar a vivir como Cristo. Así, por el Bautismo quedamos convertidos en hijos de Dios-somos hijos en el Hijo- por la entrega de Cristo en la cruz, de donde manan los sacramentos de la vida. Nos da la gracia santificante, nos da el Espíritu Santo, nos incorpora a Cristo y a su Iglesia, nos da la fe, la esperanza y la caridad. Somos miembros vivos de Cristo, somos su Iglesia, su familia y podemos decir con toda verdad:"¡Abba, Padre. En el Bautismo somos ungi-
dos con el oleo santo de la santificación, que suaviza la acción y fortaleza del Espíritu Santo, somos ungidos con el santo Crisma que nos confiere los mismos poderes de Cristo: sacerdote, profeta y rey. Recuerda que Dios te ama como a un hijo, porque por el Bautismo los eres. Virgen María, Madre de Dios y nuestra, intercede para que vivamos como hijos de Dios.
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