lunes, 29 de julio de 2013

Domingo 18. T.O.. 2013. La codicia y los bienes de arriba

Al seguir a Jesús en su subida a Jerusalén Él nos va dando lecciones maravillosas para nuestra vida. En todo momento debemos tener sentido de la vida y de todo lo que nos rodea en nuestro camino hacia la Jerusalén de arriba. Miremos el valor de los bienes de aquí abajo y de los bienes de allá arriba, examinemos donde tenemos el corazón porque donde está tu tesoro allí estará tu corazón. Si tenemos el corazón en Jesús estaremos siempre valorando los bienes del cielo y de todo aquello que nos lleva a la Vida eterna.Nuestra verdadera riqueza es Cristo, como la riqueza de Cristo somos todos y cada uno de nosotros. No andemos demasiado preocupados por tantas cosas de aquí abajo que nos impiden ser felices y nos hacen perder mucho tiempo para darnos a Dios y a los hermanos.Mirad aquel que pide a Jesús que intervenga- en su favor- en el reparto de la herencia con su hermano. Jesús aprovecha para dar una lección sobre los bienes temporales:"Guardaros de toda clase de avaricia, aunque se tenga mucho, no está la vida en los bienes, pues mirad lo mismo morimos los que tienen muchísimos bienes que los que no tienen nada o muy poco, luego la vida no depende de tener o poseer, sino de tener a Dios con nosotros, que es quien nos da la vida eterna si hacemos el bien con los bienes que podamos tener. La parábola del hombre rico lo explica mejor que yo. Un hombre tuvo una gran cosecha y empezó a pensar dentro de sí:¿ Qué haré"? y se dijo: Y a se lo que voy hacer: demoleré los graneros  y haré otros más grandes...y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes almacenados para muchos años, descansa, come, bebe, data a la buena vida. Pero Dios le dijo: Insensato, esta noche te pedirán el alma, y todo lo que has acumulado, ¿ Para quién será?... Las riquezas no garantizan la vida, el vivir siempre, pues entonces los ricos no morirían nunca, pero mueren también. Podemos pedir al Señor que nos guarde de toda clase  de codicia, que es el afán desmesurado, que nunca nos saciemos de bienes temporales, de lo que dice aquel cantar:" Todos queremos más y más y más y mucho más". Los bienes nos puede hacer materialistas si no sabemos  usar bien los bienes que tengamos( sean muchos o pocos) debemos saber usarlos bien en todo caso, mirando a Jesús que estuvo plenamente independiente de los bienes terrenos. También debemos de notar el sentido contrario de pensar, pues, entonces no hacer nada, vivir del "cuento" de los demás. No esto dice S. Pablo: " El que no trabaja que no coma, pues hay algunos que están muy ocupados en no hacer nada, pero metiéndose en todo". Deberíamos pensar más en la comunicación de bienes, como los primeros cristianos que sabían compartir y nadie pasaba necesidad. La ayuda a los necesitados ha de ser una prioridad- dentro de la precariedad que vivimos los miembros de las diversas comunidades-de la Iglesia. Pero el compartir debe ser algo organizado no por libre, pues muchas veces nuestros donativos no son útiles para solucionar problemas de algunas personas que se acostumbran a pedir, pero se quieren acomodar a una disciplina del amor de la Iglesia. He oído una vez: " Cuando muramos no llevaremos lo que nos den, sino lo que demos". Hagamos buen uso de los bienes y ayudemos de una manera útil, segura como puede ser "Caritas". Bueno pues os recomiendo que vuestra caridad sea encauzada en Caritas. Virgen María, Madre de Dios y nuestra, ayúdanos a saber vivir desprendidos como tu.

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