domingo 23.t.o. 2010

En este domingo, una vez más, nos reunimos con el Señor que nos llama para celebrar la fe con los hermanos. Tratamos de conocer mejor a Jesús, para pensar como Él, para parecernos a Él. El nos sigue hablando con palabras de Vida y de Verdad y nos alimenta con su Cuerpo y su Sangre para que recorramos el camino con sabiduría y fuerza.
Necesitamos el don del Espíritu Santo: La sabiduría. La sabiduría quiere decir: sabor de DIOS. Se podría decir que quien alcanza la sabidría sabe saborear la vida, que viene de DIOS, más allá de todo contenido humano intelectual que se da normalmente en el saber humano. La sabiduría está en DIOS y no en los hombres, cuyos pensamientos y razonamientos están lejos de DIOS y no son fiables. Todo lo humano es caduco es"como la hierba que se siega y en seguida se seca", pero a pesar de esto seguimos buscando los bienes humanos, materiales con el deseo de colmar nuestra sed de ser felices. En la medida que descubramos la caducidad de las cosas descubriremos que la eficacia de la vida está en otro lugar: DIOS, de DIOS viene la verdadera felicidad. Hagamos un esfuerzo por participar en la vida divina.
Otro tema que se nos pone para orar es la renuncia la familia, a uno mismo. Puede parecer a primera vista que Jesús nos pide marginar la familia. Nada de eso. Jesús mismo al hacerse hombre nace en una familia y se cria y crece en familia. Ama la familia. El no vino a abolir la ley, sino a darle perfección"honra a los padres" es el 4º mandamiento. Es esencial. No nos manda dejar la familia de lado ni que nos descuidemos de nosotros mismos. Tengamos sabiduría para saber optar por Cristo y amar a la familia. Negarse a uno mismo para saber atender a los padres y a Jesús y con libertad amar de corazón a nuestros padres y al Señor. Sepamos situar a las cosas cada una en su sitio. Lo uno no quita lo otro sino que lo complementa y muestra el amor verdadero que vivimos con Jesús en el corazón. Ama a tus padres de verdad y a Cristo esto es lo correcto.