sábado, 11 de septiembre de 2010

domingo 24.t.o.2010


Muchas veces tenemos una idea de DIOS muy distinta de lo que verdaderamente es DIOS. DIOS piensan algunos que está siempre enfadado con nosotros. ¡Qué equivocación! DIOS es la felicidad, la alegría y fuente do mana nuestra felicidad y alegría. Reflexionad sobre los textos bíblicos de este domingo. La vida cristiana se ha percibido como un camino dificultoso, cargado de privaciones, de sacrificios, de continuo esfuerzo,... El Evangelio de hoy nos presenta un visión distinta. La alegría reina en los discípulos de JESÚS por nuestro encuentro con Él y de las nuevas personas que se incorporan a la Iglesia. La alegría es un fruto del Espíritu Santo, fruto del encuentro con JESÚS. Recordad: Juan salta de alegría en el vientre de Isabel ante la presencia de María con JESÚS en su vientre. El ángel anuncia a los pastores la gran alegría, la Buena Nueva. Zaqueo recibe con alegría a JESÚS en su casa.Los discípulos se llenan de alegría ante la aparición de JESÚS RESUCITADO. La alegría de nuestra fe no debe ser fruto de como nos vayan las cosas ese día. Nuestra alegría-por la fe- es consecuencia de ser acogidos por DIOS tal y como somos. Jesús acogía a los pecadores y comía con ellos. Más aún, a quien acoge el Evangelio no se le tiene en cuenta su pasado (recordemos el hijo pródigo). El padre lo acoge y organiza una fiesta. Ese padre es figura de nuestro PADRE DIOS. Recordad también lo que dice JESÚS: "Hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nuevos justos que no necesitan penitencia". Descubramos en nuestro corazón la alegría divina de nuestro corazón por nuestro retorno a DIOS.
Necesitamos conversión: El hijo pródigo recoge la herencia y se va de la casa del padre; gasta su herencia mal; lo pasa muy mal, se muere de asco sólo( soledad del pecador); ante esta situación reflexiona y retorna a la casa paterna. Nosotros acudimos a DIOS cuando hemos agotado los ca-
minos que el mundo nos ofrece de felicidad y no la hemos conseguido, sino que nos encontramos más vacíos, más insatisfechos ante nuestras ansias de felicidad-las realidades humanas no las llenan- y es ante esta vaciedda del mundo cuando nos decidimos a volver nuestra mirada a DIOS. DIOS siempre nos espera con los brazos abiertos para abrazarnos y comernos a besos.
¡Qué ternura y amor el de DIOS NUESTRO PADRE! Experimentadlo en el sacramento de la
Confesión. Demostrad vuestra fe y presencia de DIOS en vosotros estando alegres y sembrando alegría, paz, serenidad en torno vuestro. Orad siempre en vuestro corazón con alegría y cariño al PADRE .

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