El Verbo de Dios se hizo carne, tomó nuestra naturaleza para redimirla, salvarla, Pues el hombre-nos dice el Concilio VATICANO II, en la Gaudium et Spes :" desde el exordio de la creación, el hombre prefirió servir a las criaturas y no alabar y bendecir al Señor". Nosotros no podíamos volver a Dios, no tenemos dignidad, ni competencia por nosotros solos, hay diferencia abismal, infinita entre Dios y nosotros.
Jesús salva esa distancia entre Dios y nosotros, se dejó clavar en la cruz por mi,pasó la vergüenza que debía pasar yo, los dolores mios los asumió Él por mi,... y ahora me elige a mi para participar en su dolor redentivo para cooperar con Él en nuestra redención y del mundo. Es un honor sublime el poder participar con Cristo en la redención del mundo-aunque mi colaboración o lo que pueda yo aportar es mínimo- pero es un un elección ,distición sublime y divina que se fija en mi o en cada uno de nosotros. Colabora, participa.
Jesús, en su Ascención, NO SE VA DESENTENDIÉNDOSE DE NOSOTROS, NI PARA DECIRNOS UN ADÍOS. ¡NO! Se va y se queda, se va porque ha realizado su misión y está glorificado con el PADRE LLENO DE GLORIA Y MAJESTAD ; Y SE QUEDA porque de ese modo "está presente con y entre nosotros todos los días hasta el fin del mundo"
Nos llama a la esperanza, porque donde está la CABEZA TAMBIÉN DEBE ESTAR PRESENTE SU CUERPO, QUE SOMOS NOSOTROS.
Es de esperar que esta solemnidad de Jesús sea una iluminación para nosotros porque seguimos sus pisadas, sus huellas.
En esta solemnidad debemos no quedarnos "abobados" mirando al cielo, viendo como asciende y nos bendice, ¡No!, sino tener presente lo que dice al subir:" ID AL MUNDO ENTERA Y PROCLMAD EL EVANGELIO A TODAS GENTES, Y BAUTIZADLAS EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO....
También debemos dejarnos llenar del Espíritu SANTO Y LLENARNOS DEL ESPÍRITU DE DIOS Y SER DÓCILES PARA QUE VAYA TRANSFORMANDO A CADA UNO EN OTRO " CRISTO"
La acción del Espíritu Santo es el que nos va a enseñar todo lo que Jesús hizo y dijo en su tiempo físico en la tierra. Su ascensión hace que venga a su Iglesia, a cada uno de sus miembros y nos enseñe todo lo que Jesús dijo e hizo, no con conocimiento exterior, humano, sino interior y divino transformándonos en y ayudando a vivir como discípulos suyos.
Miremos el camino del Señor y ese debe nuestro camino y nos llevará a la vida eterna del disfrute y visión de Dios.
Santa María, Madre de Dios y nuestra, intercede por nosotros y ayúdanos a vivir del y por el Espíritu Santo para vivir cristianmente.
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