El Señor Jesús nos enseña la doctrina del Reino de Dios a base de parábolas o ejemplos tomados de la vida normal humana ya sea pastoril, del campo, del mar,... y que al estar a la altura de los oyentes le entienden porque se amolda a los oyentes.
El Reino de Dios que sale de la predicación de Jesús, anuncia algo nuevo, una nueva forma de convivencia, un estadio nuevo para vivir en la tierra ya, que ya ha llegado el amor de Dios a todos los hombres y, de modo especial, a los creyentes, pero de modo especial a los pobres, marginados, los desheredados de la tierra, los débiles, los necesitados de protección, los indefensos,... Todavía estamos lejos de ese Reino de Dios, para pertenecer y vivir ese Reino de Dios porque parece que tenemos miedo a entregarnos al Señor, para seguir a Cristo hasta la cruz para pasar luego a la luz, a la resurrección,.. Si queremos la luz, la resurrección y la vida de ese Reino de Dios, pero no nos gusta el camino que lleva a la vida y esa vivencia del Reino; nos apuntamos enseguida a los positivo, pero a lo que nos cuesta un esfuerzo no nos apuntamos; necesitamos esforzarnos más: miremos a Jesús que toda su vida fue entrega a la voluntad fiel del PADRE.
El Reino de Dios se realiza en la tierra sin ruido-como la semilla soterrada que va reventando, germinando, echando raíces, va surgiendo el tallo, la flor y el fruto y todo sin que se sepa cómo, sin ruido, crece, se desarrolla con la energía y fuerza de Dios, no por nuestra fuerza, ciencia, saber, listeza, guapura,... Así actúa la Palabra de Dios llega y cae en nuestro corazón y, sin que sepamos cómo, va prendiendo, germina, arraiga en nuestro corazón y se va notando en nuestra vida, en estar contentos, satisfechos, alegres, esperanzados,... Por favor, acoged la Palabra de Dios, por vuestro bien y el de la humanidad. Recordad que la semilla lleva en si misma germen de vida, de fructificar, de pasar de todas las tormentas, contrariedades, a una cosecha abundante por la gracia de Dios y por nuestra colaboración. La otra parábola es el grano de mostaza, que es la más pequeña de las semillas y luego se hace un árbol frondoso y anidan las aves del cielo. Asi es el Reino de Dios que empezó con una semilla muy pequeña- la más pequeña de todas- y se fue desarrollando y es ahora un árbol frondoso-acento en el tamaño,casi o se ve-, sin embargo luego que se siembra en tierra buena se vuelve un árbol grande, Siendo Dios y, sin dejar de serlo se hace una niño pequeño, dependiendo en todo de María y de José y de la fidelidad de estos al Padre Dios. Reino que no se impone por las armas, por la fuerza, por el poder, ni de la sabiduría humana. Jesús bendice al Padre porque ha escondido todo esto a los sabios y entendidos del mundo y se las ha revelado a los sencillos, humildes,...¡ Qué importante es la humildad y cómo ama a los humildes( miremos a María!.
El Reino de Dios está presente y actúa aqui en la tierra, aunque su apariencia sea muy pequeña y casi no se note en el mundo, pero un día-cuando Dios lo quiera- este Reino de Dios se manifestará enton- ces definitivamente y con todo su esplendor en la casa del Padre.. Nosotros debemos darlo a conocer con la fuerza del Espíritu Santo. Vivamos con fe este Reino ya ahora y luego disfrutaremos del Reino de los Cielos contemplando la gloria de Dios y todos estamos en este reino por la misericordia de Dios entraremos y luego también por su misericordia estaremos contemplando su divino rostro. Santa María, Madre de Dios, intercede por nosotros para que vivamos ahora y en la eternidad en comunión de el Señor.
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