El 1 de noviembre, celebramos la solemnidad de Todos los Santos. La fiesta de todos aquellos que están en el Libro de la Vida de Dios, no solamente la vida de aquellos que la Iglesia reconoce por sus virtudes heróicas y sirven de modelo a los demás hermanos cristianos, por eso la Iglesia los canoniza por servirnos a los demás de ejemplos, de referencia para seguir a Jesús.
Esta fiesta se propuso a la Iglesia universal en el siglo IX. Supone una riqueza muy grande para los fieles, por las lecturas, oraciones, textos,... "Es una muchedumbre inmensa que nadie podría contar de toda nación, razas, pueblos, lenguas,...que están delante del señor y del Cordero, vestidos de vestiduras blancas y con palmas en su manos." Es la gloria de la Jerusalen celestial, que es nuestra Madre la Iglesia, donde eternamente alaban y glorifican al Señor con inmensa alegría y gratitud a la misericordia de Dios
Fiesta de triunfo y esperanza. Si ellos fueron santos, ¿ Por qué no nosotros? Todo es ponerse a ello o, si ya nos hemos puesto en camino, seguir adelante y fortalecer más y más nuestra comunión con Jesús. Son los mejores hijos de la Iglesia, porque han sido fieles a la gracia de DIOS,Fortalecieron y vivieron su fe en CRISTO RESUCITADO. desde el Bautismo conservaron su gracia bautismal.
los méritos de los santos son los méritos de Jesús, que caminaron como peregrinos y, después de esa peregrinación en la que estamos tu y yo, vamos avanzando hacia el encuentro con el Señor.
Los santos, los que se salven "verán a Dios tal como es, cara a cara". Nos dice S. Juan. Ser santos es reconocer la gracia de Dios, el amor que Dios nos tiene y viviendo ese amor a dios y a los hermanos, conocer a Dios y conocer la verdad de Dios, el misterio de Dios escondido desde antiguo y descubierto en nuestra época por su Hijo hecho hombre: JESÚS. Los santos son felices con la FELICIDAD DE DIOS, no con las felicidades de este mundo que son efímeras y pasajeras. Lo que ellos han sido, somos, y lo que ellos serán seremos. Vivamos la gracia bautismal en nosotros como miembros de Cristo y de su Iglesia que somos, Santa María, Reina de los Santos intercede por nosotros para que seamos santos.
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