lunes, 6 de junio de 2016

DOMINGO XI DEL T.O. 2016: LA MISERICORDIA DE DIOS.

 En la Palabra de Dios de este domingo, sigue abundando en la misericordia de Dios, el domingo pasado Jesús se hace el encontradizo con las gentes que salían de Nain a enterrar a un joven muerto, hijo único de una mujer viuda. Jesús consuela, cura, se compadece, y devuelve la vida al joven y luego se lo entrega a la madre viuda.
 Hoy la Sagrada Escritura nos muestra la existencia del pecado en aquella mujer pecadora pública, la necesidad de justificación,, de purificación, de confesarse,, la súplica del pecador para obtener perdón. El pecado es una realidad aunque no nos guste; ante el pecado nos llega la misericordia de Dios manifestada en en Cristo perdonando a la mujer pecadora del evangelio de hoy. Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia, lo tenemos claro en el evangelio de hoy cómo Dios-misericordioso, manifiesta su amor, su perdón, su misericordia. CRISTO PERDONANDO A AQUELLA MUJER. Maravilloso espejo, foto de Dios amor y misericordia; perdona ejerciendo la misericordia. A nosotros, que somos infieles por nuestra fragilidad humana, viene en ayuda de nuestra fragilidad y pecado su amor, su perdón, su misericordia infinita, inagotable. A nuestro pecado responde Dios con el perdón cuando nos acercamos a Él reconociendo nuestro pecado, doloridos de haber pecado. Debemos reconocer de que el género humano es débil y frágil y que si la ayuda de Dios no podemos nada. Estamos necesitados siempre de la gracia de Dios.
 Recordemos lo que nos dice S. Pablo:" donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia de Dios. El pecado es un misterio, misterio de que la criatura pueda ofender al Creador; de que un hijo puede ofender a su Padre Dios, es un "misterio de iniquidad" contra el amor y misericordia del Padre. El pecado es perdonado si aceptamos con humildad el perdón de Dios, aceptando antes el " reconocer que hemos pecado", porque sino reconocemos el pecado, nuestro pecado, mi pecado, es imposible que pidamos perdón, porque si no reconocemos el pecado, no pedimos perdón porque no nos consideramos pecadores.
 Cristo es el artífice de nuestro perdón, es el Hijo del Padre Dios enviado para redimirnos, salvarnos, para perdonarnos los pecados " entregándose a la muerte y una muerte de cruz por amor, solo por amor al Padre y a nosotros. Nosotros somos justificados por creer en Cristo y seguir los medios que nos dejó para salvarnos, para recuperar la gracia, la vida divina en nosotros, como es el sacramento de la Confesión., adquirir y vivir la vida nueva y hacer obras de caridad, de misericordia. Todo nos viene pos CRISTO.
 Dios, rico en misericordia es el Dios perdonador y que nos ha revelado Cristo, que es siempre fiel en su amor, bondad, paciencia, perdón,... Hoy Jesús no nos habla en parábolas para indicarnos la misericordia del Padre, sino que nos presenta una realidad, un hecho real y muy significativo y a Jesús ofreciendo el perdón a una mujer que llora su pecado. En Cristo-viendo al Padre-aprendamos a ser misericordiosos.¡  Ojalá sintamos muy cerca el amor, el perdón,la misericordia de Dios y que obremos con obras coherentemente!
 David en la 1ª lectura reconoce su pecado, gracias al profeta, nosotros debemos descubrir el pecado por la escucha y meditación de la Palabra de Dios. Natán le dice: " Dios ha perdonado tu pecado". A la mujer pecadora llora su pecado, acude a Dios y Cristo  dice:" Tus pecados quedan perdonados" y ella marchó libre de sus culpas porque Dios cuando perdona y olvida, borra para siempre. Recibir el perdón de los pecados nos llena de paz interior, de serenidad, de limpieza, de gracia, de vida divina en nosotros, nos sana, nos cura las heridas de los pecados, nos sana para siempre. " Cantaré eternamente tus misericordias, Señor".  "La misericordia de Dios es eterna". Acudamos al señor confesando con frecuencia y estaremos mucho más fuertes ante las tentaciones del diablo que nos quiere alejar de la vida de Dios. Santa María, madre de Dios y nuestra, intercede por nosotros para que estemos siempre en gracia de Dios y, si por fragilidad humana caemos, intercede para que nos confesemos muy pronto para recuperar, por la misericordia de Dios, la vida divina.

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