Las reacciones de su familiares, de sus vecinos es desconfianza, de tomarle por loco, de incomprensión, de hostilidad,... pero también hay algunos que creen en Él y pueden ser objeto de salvación, pero la tónica general es de increencia, de indiferencia y podemos decir con el prólogo del evangelio de S. Juan: " vino a los suyos y los suyos no lo recibieron". Podemos pensar que cuando una persona se presenta con humildad, con sencillez no lo creemos porque cómo va hablar Dios por medios tan sencillos y nuestra salvación por un camino tan sencillo y humano,... pues sí; ya que el mismo Dios se humilla hasta hacerse hombre, vive humilde y sencillo y no tiene donde reclinar su cabeza, muere en la cruz-mayor humillación- pues de ahí nos viene la salvación.
Puede haber otros factores de desprecio a Jesús en su tierra. Reconocen que habla con sabiduría, con fuerza, con convicción, pero... no es un carpintero,...no son capaces de trascender y lo rechazan también porque ese mensaje es exigente, " si alguno quiere ser mi discípulo, niéguese a sí mismo y sígame". Pertenecer a su reino lleva compromiso, lealtad, confianza, verdad, sinceridad, fe,... Pero la respuesta de los nazaretanos es de indiferencia, de pasotismo. todo esto nos dice mucho para nuestro ánimo de cristianos de hoy, que estamos acomplejados, sin espíritu de alegría por la grandeza de nuestra elección y del regalo de la fe para mantenernos en la evangelización actual con fuerza, esa fuerza que tiene en sí el evangelio. No puede decir también hoy Jesús de nosotros: que se " extraña de nuestra falta de fe". Vamos a pedirle al Señor: " Señor auméntanos la fe"; "Señor, yo creo, pero aumenta mi fe". En cada domingo, al explicar la Palabra de Dios nos adentramos en el misterio de la eucaristía, misterio de fe, pues al final de la consagración dice el sacerdote:" este es el misterio de la fe" y se responde:" anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. Ven, Señor Jesús"
Aparentemente parece un fracaso de Jesús, pero no lo es; fijaros y mirad a Jesús clavado en la cruz, ¡Vaya humillación y fracaso aparente!, pues de la cruz nace la renovación, la inmortalidad, la vida, la redención, la salvación,...Jesús nunca fracasa, puede fracasar por parte del que recibe el mensaje porque respeta con suma delicadeza la libertad humana, pero Él nunca fracasa y le cristiano que le sigue tampoco porque siendo fieles y humildes a la misión encomendada primero a su Hijo y luego a nosotros en comunión con Cristo. Jesús sigue actuando en la evangelización y siguen convirtiéndose muchas gentes que le aceptan como Salvador. Estemos comprometidos con nuestro bautismo para anunciar a Cristo salvador. Santa María, Madre de Dios, madre de los creyentes, intercede por nosotros para que tengamos fe, cada día mas fortaleza en la fe.
