martes, 11 de noviembre de 2014

DOMINGO 33 DEL T.O.2014. PARÁBOLA DE LOS TALENTOS.

 En este domingo 33, la Iglesia quiere que nos mentalicemos para ir preparando nuestro encuentro con el Señor al final de nuestra vida, de nuestra peregrinación hacia el Padre, pues, así como se acerca el final del año litúrgico y nos pone estos textos para que nos apliquemos en las cosas de Dios, pues aquí no vamos a estar siempre, sino que pasaremos por este mundo haciendo el bien y fructificando con los talentos, dones , las cualidades que a cada uno nos ha dado el Señor con toda su infinita riqueza para ponerlos al servicio del reino de Dios, al servicio de los hermanos, pues los dones o talentos no son para nosotros, son para fructificar por los demás.
 Cada uno sabe los dones o talentos que ha recibido de Dios y esta parábola debemos aplicarnoslo a nosotros mismos y no a los demás.
 El primer talento que Dios nos da es la Vida-es el más importante- pues es el más básico- para que pueda haber más talentos; desde el momento en que Dios nos ama y piensa en nosotros ya existimos para siempre, pues pasamos el vientre de nuestra madre, pasamos por esta tierra y llegamos a la Vida Eterna para estar siempre con Él. No os desaniméis pues el fallecimiento no es más que un paso, de una puerta que se abre y se cierra a esta vida presente-cerramos la puerta- y se abre a la otra vida,la verdadera, la de visión y contemplación del SEÑOR, Pero-además de la vida humana-nos da también en el Bautismo la vida divina, nos hace hijos suyos,con todos los derechos de su Hijo Jesús, pues somos hijos por el Hijo y en el Hijo, nos hace miembros de la Iglesia- comunidad de fe; la vida de fe recibida en el Bautismo somos consagrados al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Al recibir a la Santísima Trinidad somos consagrados a Dios y recibimos su fuerza para vencer todos los obstáculos que nos encontramos por el camino hacia Dios. Un obstáculo es la pereza para poner a fructificar los dones recibidos de Dios para el bien del pueblo de Dios, de su Iglesia y de la Humanidad y, así, con la diligencia nos oponemos a la pereza, a la pocas ganas de hacer algo por el Reino de Dios y por los demás; al egoísmo pues pensamos que esos dones son para nosotros y, no, no lo son, son para enriquecer a los demás e ir formando el Cuerpo de Cristo, que es su Iglesia., que nos ayudan a vivir como hijos de Dios-alegres, felices, responsables, comprometidos con los demás,...-a lo Cristo.
 También el Señor sabe que somos frágiles y podemos poco, pues Él está con nosotros, no solo haciendo camino, sino que lo recorre con nosotros, más en nosotros porque actúa en nosotros y, así podemos vencer las dificultades y avanzar con Cristo hacia el Padre
 También sabiendo que somos muy débiles se queda con nosotros y se hace alimento con su Cuerpo y Sangre para que tengamos las fuerzas necesarias para estar bien alimentados, fuertes, unidos al Señor, como la vid y los sarmientos y, así fructificaremos ,ya que si no estamos unidos a la vid, nosotros como sarmientos,no daremos fruto separados de Cristo.Así se va aplicando la vida de Cristo a nosotros por su muerte y resurrección.
 También sabe el Señor de que somos tan débiles, tan débiles que podemos pecar en cualquier momento, por eso nos deja un sacramento:La Penitencia, la confesión y, siempre que nos arrepentimos-reconociendo nuestros pecados-nos perdona y quedamos perdonados y nuestros pecados borrados..
 Miremos cómo podemos poner a fructificar los dones recibidos en favor de los demás, de la Iglesia, del Reino de Dios y, esto redundará en beneficio nuestro porque las cualidades que Dios nos ha dado las hemos hecho fructificar y recibiremos al encuentro con Dios: " Venid, vosotros porque habéis sido fieles en lo poco, pasa la banquete de tu señor. Y no quiero terminar sin recordaros que hoy es el día de la IGLESIA DIOCESANA, TU IGLESIA PORQUE TU ERES ESA IGLESIA, LA IGLESIA DIOCESANA. ORA POR ELLA, COLABORA CON GENEROSIDAD, PUES HAY MUCHAS NECESIDADES, COMPROMETETE CON TUS DONES. Santa MARÍA, Madre de Dios intercede por nosotros para que fructifiquemos como tu con los regalos de Dios.

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