miércoles, 13 de agosto de 2014

DOMINGO 20. TIEMPO ORDINARIO. 2014. LA MUJER CANANEA

 El Evangelio de este domingo nos presenta a Jesús al norte de Palestina o si queréis al sur del Líbano, en las ciudades paganas de Tiro y Sidón. Se acerca a Jesús una mujer a pedirle por su hija gravemente enferma. Lo hace con mucha fe. Lo hace con persistencia, no se da por vencida porque lo pide a voces y sin interrupción, sabiendo-como sabría de curaciones de Jesús en tierras de Palestina. No es del pueblo de Dios, es pagana. Jesús se resiste; no así cuando se lo piden gentes de Galilea, Judea o Samaría que accede a concederles la petición, pero a esta mujer la prueba en el amor a su hija y en la confianza en Él. Los discípulos interceden por ella porque viene gritando, pero Jesús los prueba también a ellos y los enseña dándoles una lección de constancia, de perseverancia, diciendo que su misión  " a las ovejas de Israel". La mujer no se da por vencida y sigue- de rodillas- suplicando: " Ten compasión de mí, Señor". Venga a los hijos de Israel, a los miembros del pueblo de Dios. La mujer acepta las respuestas de Jesús y tiene también ella una respuesta para Jesús:" pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus señores". Jesús también dice que aunque la salvación venga al Pueblo de Dios y de Israel al mundo entero, no se excluye que también la atienda a los paganos y vaya ya empezando a llegar la salvación de Jesús a todo el mundo empezando por esta mujer cananea; Jesús le dice después de oirle la respuesta de la cananea: "¡ Mujer, que  grande es tu fe!Que te suceda como crees". Y la niña quedó curada al momento.
 Sabemos que la salvación de Jesús empieza en su pueblo, pero no se excluye a nadie porque la voluntad de Dios es la salvación universal, la salvación de todos los hombres, sin excluir a nadie. El mismo signo de Jesús con la cananea es la evidencia de que esta salvación de Jesús es para todos; lo que nos pide es que tengamos fe, confianza en el Salvador.
 Esa misión de llevar el Evangelio, la salvación al mundo entero le corresponde a la Iglesia, actual Pueblo de Dios, y, así, lo dicho a sus discipulos:" id al mundo entero y predicad el Evangelio, el que creyere y se bautizare, se salvará, más el que se resista a creer será condenado". Tu y yo-como Iglesia- debemos tomarnos en serio la evangelización de todo el mundo, salir de nosotros, de nuestro egoísmo de guardarnos la fe en nuestro bolsillo y los demás sin conocer a Jesús. El Señor quiere la salvación de todos los hombres, razas, pueblos, culturas, hombre y mujeres,... Porque Dios nos ama a todos como hijos adoptivos suyos por su Hijo Jesucristo, quien por amor a nosotros y desarrollando fidelísimamente  la voluntad del Padre.
 Si aquella mujer estaba angustiada por la enfermedad de su hija, también el hombre y la mujer de nuestro tiempo tenemos muchas angustias, enfermedades, cruces y debemos acudir a Jesús como la cananea con confianza, con fe, esto es lo necesario:LA FE, LA CONFIANZA EN JESÚS. Pidamos al Señor que nos aumente y fortalezca nuestra fe. No tengamos miedo el Señor está con nosotros y en nosotros y nos ama y quiere ayudarnos y salvarnos- dejémonos salvar- está en ti salvándote. Ánimo y adelante que el Señor te está salvando en ti. Santa María, Madre de Dios y madre de los creyentes intercede por nuestra fe.

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