Seguimos en el capítulo 13 de S.Mateo, capítulo de las parábolas del Reino; el domingo pasado erala parábola del sembrador; hoy es la parábola del trigo y la cizaña. Cada domingo al participar-invitados-por el Señor Resucitado de las dos mesas: mesa de la Palabra, y que prepara-a su vez- a la segunda mesa, la de la Eucaristía. Siempre en nuestras reuniones dominicales aprendemos de Jesús y de su Espíritu las verdades del Reino, su desarrollo, modo de vivirlas, de comunicarlas, de superar nuestras debilidades, de su intercesión para que superemos y vivamos la plenitud del Reino de Dios ya presente en este mundo-desde que Jesús lo proclamó y la Iglesia sigue proclamando.
Jesús, sembró y sigue sembrando la buena semilla-la Palabra de Dios- en nosotros, sus discípulos; y lo hace directa o a través de sus ministros. Pero también debemos de ser conscientes de que el enemigo-diablo- se encarga de sembrar-sin vacaciones- la cizaña. Los amigos del Señor quieren arrancar la mala semilla y dejar el campo de malas hiervas, pero el Señor no quiere porque al arrancar la cizaña se puede arrancar también el trigo. Nos recomienda tener paciencia hasta el final del mundo; es entonces cuando se hará la separación del trigo y la cizaña. Debemos aprender de Dios, de su paciencia, de su misericordia, para con nosotros y con todos y no precipitarnos con prisas humanas, pero no con la paciencia del Señor. Sepamos esperar y orar por todos y por nosotros también, pues en nosotros en nuestras almas también hay trigo y cizaña, seamos pacientes con los demás como queremos que sean con nosotros y con la paciencia de Dios con nosotros. Dios siempre conduce y ordena todo con sabiduría y amor; perdona siempre nuestros fallos, lo juzga todo con moderación e indulgencia; porque Dios es rico en clemencia y lento a la cólera. No juzguemos a los hermanos, dejemos el juicio a Dios. Obremos siempre ne nuestra vida con amor como actúa siempre el Señor.
Esta parábola pone de manifiesto la presencia del mal en nuestro mundo( junto al trigo crece la cizaña, no sembrada por Dios, sino por enemigo:diablo), esto nos hace la postura de Dios para con nosotros todos que espera paciente hasta la siega final, el final de la historia humana.
La parábola nos quiere enseñar: Que Dios lo gobierna todo con amor, con sabiduría, con su poder, paciencia, cómo ama todo lo creado por su amor y no quiere dañar a nadie.
El gran respeto que siente por todo lo que ha creado y cómo hay enemigos que siembran el mal( podemos ser sembradores de mal en los demás siendo cómplices del maligno para el mal y no de Dios para el bien).
Dios gobierna todo lo creado con indulgencia, con amor, misericordia, facilitando la conversión alegre del alejado. No todo lo que existe es malo, ni hay tanto mal como se puede pensar por algunos agoreros, es mucha más lo bueno que existe, la bondad de los hombres imagen de la Bondad de Dios. Esta Bondad de Dios ante la cizaña,ante el mal.indica la paciencia de Dios para con los pecadores, los alejados y atraerlos por su paciencia, con amor, haciéndonos ver su AMOR hacia nosotros.
Esa paciencia de Dios es siempre respetando nuestra libertad. Dios nunca avasalla a nadie, ni desprecia a nadie, de falta a nadie, no usa nunca de su fuerza, no fuerza nuestra voluntad, es sumamente delicado con nuestra libertad.
Nos enseña a coexistir la convivencia de buenos y malos con respeto, paciencia, pues así nos purificamos en esa misma coexistencia , nos enseña a no demonizar a los demás.
Nos enseña a que debemos de ser trabajadores del Reino, siendo responsables de nuestra fe,sembrando en abundancia por el Señor y contando con su gracia irá aumentando el número de los hijos de Dios y, ¡ojalá! todos lleguen a ser hijos de Dios. Santa María, Madre de Dios y nuestra intercede por nosotros para que en nosotros solo crezca la buena semilla y seamos sembradores del bien en nuestro mundo con abundancia, alegría, generosidad. Que esta Eucaristía nos fortalezca para dejarnos sembrar en nuestrto corazón y sembradores en los demás.
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