miércoles, 18 de julio de 2012

DOMINGO 16. TIEMPO ORDINARIO. 2012

En este domingo hay discontinuidad y continuidad con el Evangelio del domingo pasado. Hay discontinuidad porque salta los versículos del 14 al 29, que hace referencia al martirio de Juan el Bautista, y hay continuidad porque hoy empezamos con la vuelta de los discípulos a la misión que JESÚS les confirió en el Evangelio del domingo anterior. Vienen muy contentos porque les demonios les obedecían, predicaron el reino y el perdón de los pecados, y curaban a los enfermos ungiéndolos  con oleo. Quieren poner en común las experiencias de cada uno y compartirlas y comprobar la ayuda y gracia de JESÚS  a la misión que les confiere.
 Ahora se ve la humanidad de JESÚS. Se ocupa de que deben descansar y los lleva a un sitio aparte, pues la misión apostólica lleva sus desgastes, nervios, preocupaciones,...Y eso que les acompaña el Señor. Se ponen en la barca y se van a la otra orilla. Las multitudes que le seguían al ver que no están allí JESÚS y los discípulos echan a correr por la orilla y, cuando llegan JESÚS y los discípulos, ya están ellos allí esperando. Llegaron antes. JESÚS se nota también su compasión por aquellas gentes: " Porque estaban como ovejas sin pastor y se puso a enseñarles". Él, que de verdad, es el Buen Pastor. ¡ Qué corazón amoroso el de CRISTO! Lo primero es el reino de DIOS. Lo primero son las personas hambrientas de DIOS, los que buscan a DIOS. Los que tienen un vacío de DIOS y que solamente Él lo puede llenar. Ya sabéis como cuando una oveja de pierde, se separa del rebaño, se encuentra sola, tiene miedo, se desorienta, está nerviosa, desamparada,... Así nos puede pasar a los humanos cuando nos separamos de la Iglesia, de la comunidad de fe, de JESÚS...¡Qué vacío notamos en nuestra vida! No encontramos sentido en nuestra misión en esta vida. Pero JESÚS, el Buen Pastor, nos busca, nos recoge y pone sobre sus hombros, nos lleva a la comunidad, a la Iglesia, su Iglesia, así tenemos, de nuevo, meta en la vida, sentido en nuestra vida, estamos alimentados por Él mismo; sentimos su presencia, su gracia, su misericordia, su amor,...¡Qué seguridad nos da JESÚS! Cuando tú y yo realicemos la misión que JESÚS te nos confiere nos sentiremos más llenos y más en comunión con DIOS. JESÚS, el verdadero Pastor nos escoge, nos forma, nos envía y acompaña para que demos frutos abundantes en la misión encargada, nos ayuda a confiar más en el Señor, a servir mejor a los hermanos, como Él. Aprendiendo a amar, a respetar a todos y a anunciar el reino de DIOS. Contamos con su gracia y su fuerza. Gracia y fuerza que debemos coger cada domingo, día del Señor, pues celebramos la fuerza, el amor, la unidad nuestra con DIOS  y entre nosotros por la Eucaristía. Este alimento, que es el mismo JESÚS  y, sobre todo, en los tiempos presentes de crisis necesitamos mucho más del Señor. La Eucaristía es signo de unidad, de amor, prenda de salvación, anticipo del Banquete del Reino de los Cielos. Necesitamos el domingo, necesitamos la Misa, necesitamos vernos los hermanos y celebrar unidos nuestra fe en el RESUCITADO. Él quiere que descansemos también nosotros y, esto se realiza, en la Eucaristía. Necesitamos la Eucaristía. Virgen María, Madre de DIOS y Madre nuestra, intercede por nosotros para que vivamos la Eucaristía, que no seamos capaces de vivir sin la Eucaristía.
 eL

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