Este domingo sexto JESÚS nos propone en el Evangelio como reflexión y como testimonio de ser discípulos: el amor. Este término anda en la boca de todos aunque no todos lo entiendan lo mismo. Nosotros oramos viendo el amor del PADRE hacia su Hijo y hacia nosotros, pues por amor a nosotros no duda un momento en darnos a su Hijo y, este ya encarnado en María la Virgen, por obra y gracia del ESPÍRITU SANTO, se entrega por nosotros a la muerte y muerte de cruz y también es por amor. Nosotros lo entendemos por el afecto y Juan nos habla del ágape. En este término ágape caben todas las interpretaciones, pero nosotros, este servidor al menos, entendemos el amor como la entrega generosa a otra persona por sí misma, como JESÚS que se dió por nosotros para salvarnos, para nuestro bien. Amar como DIOS ama y nos ama y quiere que nos amemos como Él nos amó y nos ama, sin esperar nada a cambio. También nos indica como debemos amarnos: Como DIOS ama a su Hijo y como su Hijo nos ama hasta dar la vida por los demás.¡Cuánto nos queda para vivir el amor como JESÚS, como DIOS PADRE
El amor no consiste en que nosotros hayamos amado a DIOS, sino en que Él nos amó primero, dice San Juan. Somos fruto del amor de DIOS. Pero ese amor se ha entendido y aplicado en la vida humana mal y con otras interpretaciones muy distintas a lo que significa la palabra amor tal como se debe entender desde el pensamiento de DIOS y, por tanto, desde el punto de vista cristiano. Cuando la persona humana ama y es amado estamos en el proyecto de DIOS, que es Amor y de cuyo amor todos hemos aprendido a amar y a ser amados- sobre todo, contemplando a su Hijo JESÚS-que se entregó hasta la muerte y muerte de cruz, así debemos amar nosotros. Ya no se trata de amar cuando se dice en la Sagrada Escritura: "Amarás al prójimo como a ti mismo" o " amad a vuestros enemigos..." Tratad a a los demás como queráis que os traten a vosotros", o " un mandamiento nuevo os doy,...Será amarnos como JESÚS nos amó y nos ama. Tengamos en nosotros ese amor de DIOS para que nuestro amor sea lo más parecido al de DIOS y a como DIOS nos ama.
Si el domingo pasado se nos explicaba la alegoría de la vid y los sarmientos y escuchamos:"permaneced en mí como los sarmientos a la vid" y " permaneced en mi amor" y " se traduce en saber amar el dar fruto" se traduce en el fruto del amor fraterno, de ser solidarios, de saber estar con el triste, necesitado, pobre, enfermo, de saber acoger, escuchar,...Nuestro amor para que sea efectivo y afectivo debe ser como el de JESÚS, desinteresado, tierno, alegre, sacrificado,respetuoso, educado...Este amor se nos ha dado con el ESPÍRITU SANTO en el sacramento del bautismo junto con la fe y la esperanza. Agradezcamos este sacramento al Señor.
También podemos fijarnos un poco más en el verdadero amor entre el Padre y el Hijo. Así no tenemos otra motivación más grande que esta. Es ese amor del Padre al Hijo y del Hijo al Padre: el ESPÍRITU SANTO, la tercera persona de la SANTÍSIMA TRINIDAD: EL AMOR DIVINO, y ese Amor ha sido derramado en nuestros corazones por el ESPÍRITU SANTO QUE SE DERRAMADO EN NUESTROS CORAZONES EN EL BAUTISMO.
Podemos ir fijándonos ya en el ESPÍRITU SANTO pues es el que nos el Padre y el Hijo para que vivamos ese misterio del amor de DIOS.
Qué bien lo ha entendido y vivido la Santísima Virgen María, Madre de DIOS y madre nuestra. Por eso Madre te ruego que intercedas por nosotros, tus hijos, para que amemos de verdad a DIOS y a los demás.