En este domingo 24 el Evangelio de JESÚS nos lleva a la oración : saber perdonar siempre.
Jesús ante la pregunta de Pedro: ¿ Señor, ¿ Cuántas veces he perdonar a mi hermano cuando me ofenda? ¿ Hasta 7 veces?. Jesús responde :" no te digo hasta 7 veces, sino hasta 70 veces 7"
Pedro sabe que los discípulos del Señor deben saber perdonar y de ser un distintivo pero tiene la duda de si se debe perdonar siempre o hay un límite.. La respuesta de Jesús no pone límite con las palabras 70 veces 7= a siempre. La manera de acabar con el mal, de acabar con la violencia es el perdón ilimitado. SIEMPRE. Y propone la parábola del del siervo despiadado a quien se le perdona su deuda y él, en cambio, no es capaz de perdonar a otro aún debiéndole una cantidad infinitamente inferior a la grandísima que a él le han perdonado. No tiene entrañas de misericordia con los demás y quiere que con él se tenga, como la tuvieron. El perdón nuestro, la misericordia nuestra ha de ser la más parecida a la misericordia y al perdón de Dios, nuestro Padre. SABER PERDONAR SIEMPRE A LOS QUE NOS OFENDAN.También debemos saber lo que , en otra ocasión ha dicho Jesús:" Con la misericordia con que actueis, se actuara con vosotros".El perdón debe ser en nosotros sin límites y siempre mirando al Señor y su actuación para con nosotros. Cuando nosotros perdonamos de corazón experimentamos interiormente la misericordia de Dios con una profunda alegría. El perdón no ha de ser lago superficial, sino muy profundo, no ha de ser porque sí, sino porque Dios así actúa con nosotros, porque queremos que Dios actue así con nosotros y porque debemos hacerlo nosotros con los demás, que nos ayude a nosotros saber perdonar de corazón, con sinceridad, de saber perdonar y olvidar, como Dios perdona y olvida; si nosotros perdonamos,pero no olvidamos es casi como si no hubiéramos perdonado, porque está en lo hondo nuestro corazón reinando la ofensa del hermano. Saber perdonar mirando a Dios y mirando a Dios-como nos perdona a nosotros- perdonar nosotros a los demás. El perdón debe producir en nosotros la ausencia de venganza, no buscar la humillación del otro, la caridad y el amor en la ayuda y perdón al hermano, luchar contra los sentimientos de devolver al que me ofendió la misma ofensa pues caeríamos en la ley del talión.. Miremos siempre a la bondad, misericordia de Dios, en su actuación con nosotros cuando le ofendemos:" Mira el Padre nuestro.:" Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden".
Debe haber también en la Comunidad este mismo espíritu de perdón como lo debe haber en las personas. Aplicarlo : en la familia, la parroquia, comunidad religiosa, grupos de apostolado,, compañeros de trabajo, de tertulias,... En todo debe prevalecer la caridad, el amor a la venganza, a la violencia, al rencor, al odio, al maltrato,... ¡Ojalá podamos cantar eternamente las misericordias del Señor porque hemos vivido la misericordia de Dios y la hemos ejercido entre nosotros mientras vamos peregrinando al Padre.. En todo momento y siempre debe existir en nosotros el corazón lleno de bondad y de misericordia pareciéndonos cada vez más al de Dios. No debamos a nadie más que amor y perdón. Santa María, madre del amor y del perdón, intercede por nosotros para que sepamos perdonar siempre.
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