martes, 7 de julio de 2015

DOMINGO 15 DEL T-O- 2015. LLAMADOS PARA SER ENVIADOS

 En los domingos anteriores la idea central era la fe en Jesús. Hoy Jesús envía  a los 12  de dos en dos a la misión de anunciar el Reino de Dios. Debemos de tener en cuenta que para ser enviados primero deben estar con Él, pues Jesús cuando los llama es para convivir con Él, ver la vida que lleva, lo que predica Jesús, sus actitudes con los pobres y necesitados, enfermos, pecadores, poseídos de demonios, curar a los leprosos,... Cuando Jesús los envía  no les dice lo que han de decir, pues solamente lo que han visto, oído, experimentado, lo que viven en el seguimiento del Mesías; han de comunicar y dar testimonio de todo lo que han visto y oído al Señor.
 Primero es vivir junto a Jesús y aprender a compartir como Él, a fijarse en su vivir, en su acogida de las gentes, que no le dejaban tiempo ni para comer muchas veces,... Y esto que es válido para los apóstoles lo es también para cada uno de los cristianos actuales: somos llamados a estar con Él ante el sagrario, a tener más vida de oración personal con Jesús, que nos dejemos llenar de Él para que nuestra vida tenga sentido, pues solamente en Cristo nuestra vida tiene sentido.
 Jesús es consciente de que ese tesoro divino lo llevamos en vasos de barro y, por ende, se puede romper en cualquier momento, pero con su gracia se puede recomponer; nuestro corazón donde está ese tesoro y puede ser muy variable, muy voluble, ser un poco veleta, pero debemos apoyar nuestro corazón en el Señor, que es, por otra parte, el único que lo puede llenar plenamente. Nosotros debemos saber estar con Él y así ser enviados dando testimonio de nuestra vivencia de estar con Él y sin otra riqueza que nuestra unión con Cristo.
 Cada cristianos debe sentirse elegido, llamado como les pasó a los apóstoles. Todos somos elegidos, llamado y enviados. Pensemos con serenidad, con paz y alegría que antes de la creación del mundo hemos sido elegidos-toda la humanidad- hemos estado en el pensamiento de Dios desde siempre. Alegraos y agradecer al señor tanto amor y tanto cariño para con nosotros. Dios, Padre nuestro, nos ha dado una vocación-una llamada, una convocatoria para realizar una misión en nuestra humanidad y que seamos "santos e irreprochables ante Dios y ante los hombres", dicho de otro modo: que pasemos por este mundo haciendo el bien, todo el bien que podamos y que Él y el mundo esperan de nosotros. No rendirnos, ni sentirnos cansados, pues Cristo es nuestra fuerza y nuestra energía. Esa llamada es ante todo a ser hijos de Dios. "Mirad que amor nos ha tenido el Padre para llamarnos "hijos suyos", ¡ Pues, lo somos!". También a través de Jesús todos somos reconciliados con el Padre, pues Él mismo Jesús es nuestra reconciliación, nos reconcilia por el perdón de los pecados, sacramento de sanación o curación.
 Todos somos llamados a evangelizar. Cada cristiano debe anunciar con su doctrina y testimonio a dar a conocer la vivencia que tenemos de " nuestro estar con Jesús" y, sobre todo de un modo comunitario-envía de dos en dos- enviados-Iglesia- en comunión con los demás creyentes y con los sucesores de los apóstoles. Procuremos-dentro de lo que cabe unidad en la evangelización, anunciando al Hijo de Dios.
 Ante todo esto y mucho más que podemos escribir, sepamos dar gracias a Dios con un gozo profundo por nuestra elección, nuestro estar con Él y ser enviados por Él con su fuerza, gracia y solo su fuerza, no por nuestra vanidad o porque yo valgo mucho; no, seamos humildes, porque otros recogerán lo que nosotros hemos sembrado y nosotros recogemos lo que han sembrado los anteriores.
 Santa María, Reina de los Apóstoles, intercede por nosotros para demos testimonio de Cristo como tú en este mundo de hoy.

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