martes, 19 de noviembre de 2013

Domingo 34. Solemnidad de Cristo Rey. 2013.

 El último domingo del año litúrgico, domingo 34, celebramos la Solemnidad de Cristo Rey. En este día se clausura el año de la fe proclamado por el Papa emérito, Benedicto XVI. Ha comenzado el 11 de Octubre del año 2012 y concluye el 24 de Noviembre con la Solemnidad de Cristo Rey. Considero que este año de la fe nos haya servido para meditar más sobre nuestra fe, pedir al Señor aumento y fortaleza en la fe y que nos ayude a transmitirla con alegría y generosidad para que aumente en el mundo  el reinado de Cristo. Parece que no viste mucho hablar de reinados hoy, pero debemos de pensar que el reinado de Cristo no se parece a los reinos de este mundo en nada, más que en el nombre. Cristo es rey porque ha sido el creador de todo:" Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin El no se hizo nada de cuanto ha sido hecho"( Jn.1,3), " Y por El fue hecho el mundo, pero el mundo no lo conoció"( Jn.1,10). Pero, además, es rey porque nos ha redimido, entregándose hasta la muerte y muerte de cruz. Reina desde la cruz: su cetro es el madero de la cruz, y su corona es la de espinas. Este reino no tiene límites territoriales, culturas especiales, ejércitos -como los reinos de este mundo- pues a este reino estamos llamados todos porque es un reino de amor, de paz, de justicia, de santidad y de gracia, de verdad, y de vida, reino eterno y universal. A este reino estamos todos invitados, no obligados. Es  para conveniencia nuestra. Los que creemos  en Él y le acompañamos llevando la cruz de cada día hasta el Calvario y, así también, le acompañaremos -por Él- en la resurrección y en la gloria eterna. También dice el Señor que:" que cuando yo sea levantado en alto( crucificado), atraeré a todos hacia mi". Cristo, el Hijo de Dios, se hizo uno de nosotros, semejante en todo a nosotros-menos en el pecado- para salvar a la naturaleza humana íntegra, no parte, no solo el alma, sino también el cuerpo, es decir al hombre, a la mujer. El que no tenía dónde reclinar su cabeza es el Rey del universo y de todos los tiempos. Reina en nuestros corazones, en la Iglesia, en los que desean escucharle, descubrirle, amarle, seguirle, darlo a conocer a los demás. No tengas miedo si has cometido algún fallo, pues por ese fallo nuestro se entregó El en la cruz. Nos perdona siempre y nos perdona cualquier pecado, pues El los puede perdonar todos. Confía en Él, abandónate en El, acercarte a Él en la confesión. Cuando finalice este mundo-porque este mundo y todas las cosas creadas acabarán, menos los hombres y mujeres-  que pasaremos, purificados de nuestros pecados, al banquete de su Reino, porque le Padre pondrá todas las cosas bajo sus pies. Todos los enemigos serán vencidos, el último será la muerte: vencida por Cristo al entregarse a la muerte en la cruz y RESUCITAR gloriosos con Él y por Él. Gracias, Señor,... También recomiendo que, aunque acabe el año de la fe, no nos olvidemos ningún día de pedirle al Señor que nos " aumente la fe" y que la alimentemos con la Palabra de Dios, con la oración, con los sacramentos( Confesión y Comunión). La fe en Cristo resucitado, si perseveras hasta el fin, Él te salvará y te está salvando. No tengáis miedo, el Señor está con todos vosotros, os da las fuerzas necesarias para vencer y llegar a la visión del Padre. María, Madre de Dios y nuestra, intercede para que perseveremos en la fe hasta el final.

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