PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO. 2012

Con el primer domingo de Adviento daremos comienzo a un nuevo año cristiano; no sólo nos preparamos para celebrar con fe la primera venida del Señor al hacerse hombre en la joven nazarena: María. Recorreremos los misterios de JESÚS, los meditaremos, los intentaremos vivir con todo nuestra fe y amor.
Ciertamente nosotros estamos caminando entre la primera venida y la última, esforzándonos  por estar atentos y vigilantes ante las diversas venidas que el Señor JESÚS realiza en cada momento de nuestra vida para llenarnos más de DIOS. Por eso JESÚS, y la Iglesia, nos recuerda en nombre de JESÚS, desde el primer domingo del año cristiano: LA VIGILANCIA Y LA ORACIÓN. Nosotros, los amigos, los discípulos de JESÚS no debemos de tener ningún temor porque nos esforzamos por tener en cuenta las invitaciones de JESÚS a vivir con fe y esperanza cristiana para estar preparados para la última venida del Señor. Deben temer los que cuando vino JESÚS no le han recibido. "Velad, pues, y orad en todo tiempo para que os libréis  de todo lo que ha de venir y podáis presentaros sin temor ante el Hijo del hombre"
 Ante este año de la fe debemos pararnos un poco y no seguir con la rutina de costumbre y creer "porque si", sino estudiar, meditar y formarnos bien en nuestra fe, magnifico regalo de DIOS. ¿ Agradecemos al Señor este don de DIOS.? Hemos de procurar que nuestra fe sea vigilante. Ante ese tono apocalíptico nosotros debemos orar más intensamente, pues así aumentará más nuestra fe, tendremos más luz para ver todos los acontecimientos de la vida personal y social y superar todas las pruebas en nuestro caminar con y hacia el Señor e ir hacia Él con buenas obras. Os invito a meditar más el evangelio, a conversar con JESÚS en el Sagrario, alimentar más nuestra vida interior. Es tiempo también de esperanza, de esa esperanza que no defrauda, como dice San Pablo. Bendicto XVI nos dice: " La esperanza es fruto de la fe  y va implícita en cada ser humano " DIOS mío me refugio en ti, yo confío en ti" y estas dos virtudes teologales nos llevan a la tercera: la caridad, el amor, ese amor ardiente que ha de distinguirnos a sus discípulos. "En esto conocerán todos que sois mis discípulos"
 No tengamos miedo si seguimos las invitaciones de JESÚS porque ese espanto final no va con nosotros. Ora, vigila, vive la presencia de DIOS y ¡ADELANTE CON CRISTO QUE VIENE A SALVARTE!
 María, Madre del Adviento, nos enseña ese recogimiento externo e interno a vivir la espera con intensa fe, alegre esperanza, ardiente caridad, con un corazón puro, disponible a la voluntad de DIOS y a estar siempre intensamente vigilante.