Esta fiesta es, o debe ser, objeto de nuestra devoción y veneración. Es una fiesta gozosa, alegre porque los santos, nuestros hermanos y "los mejores hijos de la Iglesia"(Prefacio de la misa)es la fiesta de todos los fieles salvados y que ya gozan de visión y contemplación de DIOS. Es una fiesta de esperanza porque como ellos ya ven a DIOS también nosotros podremos llegar adonde llegaron ellos. Ya han superado el poder pecar y viven colmados de la gloria de DIOS.
Son muchos los que se salvan, pues dice la primera lectura: Apc.7, 8: "Vi una inmensa multitud que nadie podía contar,..." Lo mejor que podemos decir de todos los santos que hoy celebramos es que no han destacado con una historia llena de cosas extraordinarias o llenas de milagros, sino que han hecho lo ordinario de cada día con extraordinaria fe y amor. Algunos, es posible, que los hayamos conocido, por ser contemporáneos(Beato Juan Pablo II), otros los hemos tratado porque pueden ser familiares, amigos, compañeros de trabajo, de tertulia,... También no debe escándalizarnos el que los veamos hasta con ciertos defectos, pues son humanos como lo somos nosotros, pero si han caido, se levantaron inmeditamente con una sincera y buena confesión y, a caminar de nuevo, como hijos de DIOS en su amistad y gracia. Han sabido servir, como JESÚS, a los demás con esmero y amor. Se han dejado salvar por el Señor( " Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron, pero a los que le recibideron les dió poder de llegar a ser hijos de DIOS" y han sido consecuentes; optaron por la fe en DIOS, por la esperanza de CRISTO por DIOS. No se encerraron en sí mismos, sino que siempre estuvieron abiertos a los demás. Abieros a la VIDA Y AL AMOR. Acogieron con alegría al Señor. Son hombres y mujeres de buena voluntad, leales, sinceros consigo mismos y con los demás."Han sabido lavar sus vestiduras en la SANGRE DEL CORDERO. " Vienen de la gran tribulación, es decir de los sufrimientos diarios. ¡Cuántos tenemos cada día los amigos de JESÚS! Sigamos sin fisura a JESÚS y Él nos levantará y salvará, como a Pedro andando sobre las aguas. También estamos celebrando nuestra fiesta porque DIOS nos ha admitido como hijos suyos por amor:"(Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos suyos, pues ¡ lo somos ! "Ahora somos hijos de DIOS, y aún no se ha manifestado lo que seremos, sabemos que cuando manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es"(1Jn. 3,3). Es nuestra fiesta porque también un día- DIOS sabe cuando- nosotros estaremos incluidos con los demás hermanos que hoy celebramos como salvados, como santos.
Ellos, como nosotros han tenido presente el amor de DIOS. Nosotros amemos de verdad a DIOS y dejémonos amar por DIOS. Camino el de JESÚS con su vida y su palabra. Tengamos seguridad y abandono en DIOS, que nunca falla. Os confieso que el Señor nunca me ha fallado en la vida. No pretendamos salvarnos a nosotros mismos o salvar a los demás, no podemos salvarnos a nosotros,¡ Cómo vamos a pretender salvar a los demás!. El que salva es DIOS POR JESUCRISTO, SU HIJO EN EL ESPÍRITU SANTO. María, madre de Dios y madre nuestra, Reina de todos los santos, ruega por nosotros ante el señor, para que alcancemos los promesas de JESUCRISTO.
Son muchos los que se salvan, pues dice la primera lectura: Apc.7, 8: "Vi una inmensa multitud que nadie podía contar,..." Lo mejor que podemos decir de todos los santos que hoy celebramos es que no han destacado con una historia llena de cosas extraordinarias o llenas de milagros, sino que han hecho lo ordinario de cada día con extraordinaria fe y amor. Algunos, es posible, que los hayamos conocido, por ser contemporáneos(Beato Juan Pablo II), otros los hemos tratado porque pueden ser familiares, amigos, compañeros de trabajo, de tertulia,... También no debe escándalizarnos el que los veamos hasta con ciertos defectos, pues son humanos como lo somos nosotros, pero si han caido, se levantaron inmeditamente con una sincera y buena confesión y, a caminar de nuevo, como hijos de DIOS en su amistad y gracia. Han sabido servir, como JESÚS, a los demás con esmero y amor. Se han dejado salvar por el Señor( " Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron, pero a los que le recibideron les dió poder de llegar a ser hijos de DIOS" y han sido consecuentes; optaron por la fe en DIOS, por la esperanza de CRISTO por DIOS. No se encerraron en sí mismos, sino que siempre estuvieron abiertos a los demás. Abieros a la VIDA Y AL AMOR. Acogieron con alegría al Señor. Son hombres y mujeres de buena voluntad, leales, sinceros consigo mismos y con los demás."Han sabido lavar sus vestiduras en la SANGRE DEL CORDERO. " Vienen de la gran tribulación, es decir de los sufrimientos diarios. ¡Cuántos tenemos cada día los amigos de JESÚS! Sigamos sin fisura a JESÚS y Él nos levantará y salvará, como a Pedro andando sobre las aguas. También estamos celebrando nuestra fiesta porque DIOS nos ha admitido como hijos suyos por amor:"(Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos suyos, pues ¡ lo somos ! "Ahora somos hijos de DIOS, y aún no se ha manifestado lo que seremos, sabemos que cuando manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es"(1Jn. 3,3). Es nuestra fiesta porque también un día- DIOS sabe cuando- nosotros estaremos incluidos con los demás hermanos que hoy celebramos como salvados, como santos.
Ellos, como nosotros han tenido presente el amor de DIOS. Nosotros amemos de verdad a DIOS y dejémonos amar por DIOS. Camino el de JESÚS con su vida y su palabra. Tengamos seguridad y abandono en DIOS, que nunca falla. Os confieso que el Señor nunca me ha fallado en la vida. No pretendamos salvarnos a nosotros mismos o salvar a los demás, no podemos salvarnos a nosotros,¡ Cómo vamos a pretender salvar a los demás!. El que salva es DIOS POR JESUCRISTO, SU HIJO EN EL ESPÍRITU SANTO. María, madre de Dios y madre nuestra, Reina de todos los santos, ruega por nosotros ante el señor, para que alcancemos los promesas de JESUCRISTO.
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