En la liturgia de la celebración de la Pasión del Señor en Viernes Santo consta de tres partes: 1º la liturgia de la Palabra -sobre todo la pasión según S. Juan, que se lee todos los años-, 2º La adoración de la Cruz y 3º La Comunión.
No hacen falta decir muchas palabras después de escuchar con atención e interés la Pasión de S. Juan. El siervo doliente de la 1ª lec. de Isaias. Meditemos en silencio la Pasión del Señor. Abrir el corazón al dolor y sufrimiento de JESÚS por amor a nosotros y hacer la Voluntad del Padre que le envió para redimirnos, para salvarnos. Esto nos indica que JESÚS debía padecer por el pecado del ser humano y para darnos a conocer la gravedad del pecado. También nos indica que nosotros sus discípulos podemos tener miedo al dolor, al sufrimiento, a la muerte, a las persecuciones, a las indiferencias en la fe,... Él nos dice:"Tened confianza, yo he vencido al mundo". A la muerte, al sufrimiento,.. porque yo soy la VIDA. Él es nustra unidad: "Cuando yo sea levantado en alto atraeré a todos hacía mí". Nos enseña a vivir la Voluntad del Padre: "Todo se ha cumplido". La cruz es el árbol de donde brota la vida al darla JESÚS y se nos comunica por los sacramentos y el sacramento donde están esos sacramentos es la Iglesia. La cruz y el Crucificado es el signo, la realidad divina del AMOR. Miramos a la cruz y vemos cómo hay que amar a DIOS y a los hermanos. La cruz es victoria de la vida sobre el pecado y la muerte. Ante este día no sólo debemos orar en silencio, escuchar la voz del Señor, sino que debemos apostar por la filosofía de la vida desde su concepción hasta su final natural. Os invitaría a que en estos días hagamos una reconciliación sincera,llena de arrepentimiento, y recobrar la paz interior y potenciarla si ya te confiesas con frecuencia. Hadlo. No lo dejes para mañana, si puedes empezar o continuar siendo muy feliz con el Señor. Madre Dolorosa, intercede por nosotros tus hijos para que sepamos aprovecharnos de los méritos de JESÚS ENTREGADO EN LA CRUZ Y RESUCITADO.
No hacen falta decir muchas palabras después de escuchar con atención e interés la Pasión de S. Juan. El siervo doliente de la 1ª lec. de Isaias. Meditemos en silencio la Pasión del Señor. Abrir el corazón al dolor y sufrimiento de JESÚS por amor a nosotros y hacer la Voluntad del Padre que le envió para redimirnos, para salvarnos. Esto nos indica que JESÚS debía padecer por el pecado del ser humano y para darnos a conocer la gravedad del pecado. También nos indica que nosotros sus discípulos podemos tener miedo al dolor, al sufrimiento, a la muerte, a las persecuciones, a las indiferencias en la fe,... Él nos dice:"Tened confianza, yo he vencido al mundo". A la muerte, al sufrimiento,.. porque yo soy la VIDA. Él es nustra unidad: "Cuando yo sea levantado en alto atraeré a todos hacía mí". Nos enseña a vivir la Voluntad del Padre: "Todo se ha cumplido". La cruz es el árbol de donde brota la vida al darla JESÚS y se nos comunica por los sacramentos y el sacramento donde están esos sacramentos es la Iglesia. La cruz y el Crucificado es el signo, la realidad divina del AMOR. Miramos a la cruz y vemos cómo hay que amar a DIOS y a los hermanos. La cruz es victoria de la vida sobre el pecado y la muerte. Ante este día no sólo debemos orar en silencio, escuchar la voz del Señor, sino que debemos apostar por la filosofía de la vida desde su concepción hasta su final natural. Os invitaría a que en estos días hagamos una reconciliación sincera,llena de arrepentimiento, y recobrar la paz interior y potenciarla si ya te confiesas con frecuencia. Hadlo. No lo dejes para mañana, si puedes empezar o continuar siendo muy feliz con el Señor. Madre Dolorosa, intercede por nosotros tus hijos para que sepamos aprovecharnos de los méritos de JESÚS ENTREGADO EN LA CRUZ Y RESUCITADO.
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