Domingo a domingo venimos celebrando los misterios de JESUCRISTO. Es la culminación de toda una actuación del ESPÍRITU SANTO que nos va renovando en el Señor JESÚS. Todo el año litúrgico nos va ayudando a centrarnos en CRISTO, EL HIJO DE DIOS. Todo lo hemos de dar por bien empleado para descubrir a CRISTO en nuestras vidas y en la de los demás. El reino de CRISTO no es como los reinos humanos : ejercen un poder, tienen un territorio, unos soldados, unas armas de defensa,...El reino de JESÚS no es de este mundo. Es un rey crucificado, que entrega su vida entre dos malhechores. JESÚS no quiere dominar al mundo sino salvar al mundo y lo salva desde la cruz por voluntad del PADRE. No le perdona a Él la cruz para poder perdonarnos a nosotros por Él. JESÚS quiere llenar nuestro interior y ser el centro de fe de nuestras comunidades, quiere hacernos felices, alegres, dichosos, satisfechos, llenos de vida terrena y divina. Se entrega como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz y así consuma el misterio de la redención humana haciendo un reino eterno y universal: reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz. Mirad que evangelio se proclama: San Lucas 23,35-43 que resumo así: "Se burlaban de Él las autoridades, los soldados, uno de los malhechores le insultaba; el otro malhechor decía: ¿ ni tú, que estás en el mismo suplicio, temes a DIOS? Nosotros recibimos castigo por el mal que hemos hecho, pero éste no ha hecho nada malo; y decía: JESÚS, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. Él le dijo:" En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso. Meditad en el "hoy"; es el perdón inmediato y efectivo, la aplicación rápida de su redención por el mundo; Él no nos pide nada más que reconocer el pecado y arrepentirnos sinceramente de nuestro pecado (reino de santidad y de gracia). Confiemos en JESÚS que es superior su gracia y vida a nuestro pecado y muerte espiritual. Él nos perdona y resucita a la comunión con DIOS. Reflexionad también cómo en la parte superior de la cruz hay un letrero (INRI= JESUS NAZARENUS REX JUDEORUM), que significa: JESÚS NAZARENO REY DE LOS JUDIOS. Está entre DIOS PADRE Y EL DIOS-HOMBRE, entregado para la reconciliación de la Humanidad con DIOS. Abrir nuestro corazón para que el Señor nos llene de felicidad. Abandonarnos en el AMOR DE DIOS. Qué amor el de CRISTO en la cruz. Nos gana el primer don para nosotros, su Iglesia, su familia: EL ESPÍRITU SANTO, para que de esa "aguadía" que sale de su corazón abierto por la lanzada del soldado Longinos, naciese la Iglesia para que el agua y la acción del ESPÍRITU SANTO en el Bautismo nos haga hijos de DIOS, MIEMBROS vivos de CRISTO y de su Iglesia. También considerad el amor de JESÚS en esos momentos de entrega al PADRE nos da a su Madre, María. Acojamos a María como lo que es: MADRE NUESTRA.
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