lunes, 12 de junio de 2017

CORPUS CHRISTI. 2017. JESÚS RESUCITADO Y GLORIOSO ES NUESTRO ALIMENTO

Una vez que hemos terminado el tiempo de Pascua con el domingo de Pentecostés, hemos celebrado la solemnidad de la Santísima Trinidad y hoy el CORPUS y ya pasamos a los domingos del tiempo Ordinario.
El papa emérito Benedicto XVI, " La fiesta del Corpus Christi es inseparable del Jueves Santo, de la misa de la Caena Domini, en la que se celebra la solemnemente  la institución de la Eucaristía. Mientras esa noche se revive el misterio de Cristo que se entrega por nosotros en el pan partido y en el vino derramado,hoy, en la celebración del corpus Christi,  este misterio se presenta para adoración y la meditación del pueblo de Dios, y el Sacramento se procesiona por nuestras calles para manifestar que Cristo Resucitado sigue caminando con nosotros, delante de nosotros y nos guía al reino de los cielos. Lo que Jesús nos dió  en la intimidad del Cenáculo, hoy lo manifestamos abiertamente porque su amor no es solo para algunos sino para todos.
  Celebramos los sagrados misterios del Cuerpo y Sangre de Cristo, "el sacramento admirable de la Eucaristía en el que el Señor nos dejó el memorial de su pasión, muerte y resurrección". Sacramento en el que Cristo se entrega al Padre por amor y obediencia perfecta y por amor leal hacia nosotros para que retornemos al Padre siendo Jesús el Camino, la Verdad y la Vida; se nos da como alimento porque sabe muy Jesús que somos frágiles, débiles y podemos falla en cualquier momento y necesitamos ser fuertes, estar bien nutridos para vencer las tentaciones que nos invitan a apartarnos de la Verdad de Dios, de esa felicidad que el Señor quiere para los suyos, esa fuerza nos viene por el alimento eucarístico: CRISTO RESUCITADO. Es, así mismo, sacramento de santidad, pues nos demanda estar en amistad y gracia de Dios; pues todos sabemos que para recibir bien al Señor en la Eucaristía son necesarias tres cosas: 1) SABER A QUIEN  RECIBIMOS. 2) ESTAR EN GRACIA DE DIOS. 3) GUARDAR EL AYUNO EUCARÍSTICO ( que consiste en no comer o beber 1 hora antes de comulgar; los medicamentos y el agua natural no rompen el ayuno y los enfermos no están obligados a dicho requisito).
La Iglesia celebra con fe y adoración la Eucaristía, la Misa por mandato del Señor en la noche del Cenáculo:" HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA". La Eucaristía es el alimento de la Iglesia, es la que forma la comunidad de la Iglesia y de la comunidad parroquial, la Eucaristía nos ayuda a vivir en la comunión de la Iglesia con CRISTO Y ENTRE NOSOTROS.  Y la que nos fortalece en el amor  a Dios-mirando a Cristo en la cruz- y a nosotros. También Cristo en la Eucaristía es el consuelo de tantas amarguras de la vida:" Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré". Siempre que acudimos a estar ante el Sagrario salimos más reconfortados, consolados, alegres porque nos llena del verdadero amor. La Iglesia, pues, celebra la eucaristía y la Eucaristía alimenta, santifica, une, consuela, fortalece a la Iglesia,...
 Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía hace presente el misterio de nuestra salvación para todos aquellos que estén presente en el Misterio Pascual, Vivimos el misterio de nuestra salvación y vivimos la redención. Jesús se va-después de dejarnos este misterio de  amor: LA EUCARISTÍA- y se queda con nosotros por eso todos los que participamos en la Misa estamos-como si estuviéramos- allí en el Calvario presentes con Jesús clavado en la cruz y con María, la Madre de Jesús, las piadosas mujeres y Juan. SI VIVIMOS LA EUCARISTÍA DEBEMOS SALIR DE LA MISA CON EL CORAZÓN ARDIENDO EN AMOR A DIOS Y A LOS HERMANOS Y A ENTREGARNOS AL APOSTOLADO. Santa María, Madre de  Dios, que llevaste en tu seno al Señor, SIENDO EL PRIMER SAGRARIO VIVO, RUEGA POR NOSOTROS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario