lunes, 17 de octubre de 2016

DOMINGO 30 DEL T.O. 2016. LA ORACIÓN DE LOS HUMILDES.

El domingo pasado orábamos  sobre el consejo de Jesús de que debemos orar sin interrupción; hoy Jesús nos propone la parábola del fariseo y del publicano que suben al templo a hacer oración, el fariseo se pone ante el altar y se gloría de su vida justa, de hacer cosas buenas, de que es justo, de que da limosna,... y a la entrada del templo está publicano que no se atreve a entrar en el templo y se siente sin méritos, sin ninguna obra buena, cargado de sus pecados y solo dice: "Dios mío, ten compasión de mi, que soy un pecador."
 Debemos considerar lo que significa justicia para los hombres y para Dios, pues en Dios se casa muy bien la justicia y la misericordia, mientras que para los hombres no, es muy dificil por mucha inteligencia que tengamos y, además, somos muy subjetivos y nunca  seríamos justos, pues no valoraríamos el bien o mal de la vida y obras de los demás.
 Sepamos.por otro lado, saber vivir los últimos días de este Año Jubilar de la Misericordia. El papa Francisco nos dice: Si cada uno de nosotros no se siente necesitado de la  misiericordia de Dios, si no se siente pecador, es mejor que no vaya a misa". Nosotros vamos a misa porque nos sentimos necesitados de Dios, de su misericordia, de su perdón, participara de la redención de Cristo en su perdón. La parábola de hoy nos puede ayudar a meditar sobre nuestra actitud, viendo la actitud del fariseo y del publicano. El fariseo no necesitaba de nadie, se sobra a si mismo, iba sobrado de su egoísmo, de su orgullo, soberbia, vanagloria, se pavoneaba de si mismo; mientras el publicano, se humillaba, se sentía necesitado de los demás, sobre todo de Dios, pues se veía tan pobre, tan pecador, tan sin mérito que acudía a Dios  y necesitaba de Dios. También nosotros cuando participamos en la Misa nos ponemos delante de Dios necesitados de su misericordia y de su perdón y también de su amor. El amor, la misericordia de Dios fluye hacía nosotros sin que nada ni nadie obstaculice su manantial infinito de perdón, pero ¿ estamos dispuestos a recibir tanta gracia, tanto perdón,...? Necesitamos humildad, mucha humildad, de verdad, no de la de mentira, y tendremos el perdón, el amor misericordioso nos colmará plenamente nuestro corazón, nuestra vida cristiana. Por parte de Dios está garantizado el perdón, el amor y la misericordia si somos humildes y reconocemos nuestros pecados, pero si somos soberbios nos pondremos todavía peor, no iremos a casa justificados-caso del fariseo- y si iremos justificados-si somos humildes, sinceros y leales con el señor- iremos justificados. Juzgo que nos falta mucho para estar justificados porque somos muy soberbios los humanos y no necesitamos de nadie, ni de Dios. Pero si necesitamos de los demás y, sobre todo de Dios, seremos justificados, santos, perdonados. Cuando hagamos oración empecemos por ser humildes, necesitados ante Dios.
 También este domingo, tenemos un acontecimiento muy especial: EL DOMUND: DOMINGO MUNDIAL DE LA PROPAGACIÓN DE LA FE. El lema de este año para meditarlo es: " SAL DE TU TIERRA" Sal: Es una invitación del papa Francisco a nosotros mismos, a nuestras fronteras, de nuestra comodidad,para como misioneros, ponernos al servicio de los demás los propios talentos,... salida que implica un envío y un destino.
 DE TU TIERRA: Indica el origen de los misioneros es es enviado a la misión, y también el destino al que llega.
 Miremos que" la esencia de la Iglesia es misionera, su existencia es evangelizar, evangelizar a todo el hombre y a todos los hombres" Pablo VI.
 Oremos con humildad de corazón, pues ante Dios y ante los demás ¿Qué somos? y ¿ Qué tienes que no hayas recibido?. Oremos por las MISIONES. Santa María, Madre de Dios y nuestra, Reina de las misiones, ruega por los misioneros, por su fruto y por nosotros para que seamos generosos con las Misiones y que evangelicemos unidos a nuestro obispo.

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