lunes, 28 de julio de 2014

DOMINGO 18 T. O. 2014. JESÚS ORANDO.

 Después de meditar las parábolas del  Reino, Jesús se retira a orar. Siempre está en comunión y comunicación con el Padre y el Espíritu Santo, pero tiene momentos de oración para enseñarnos que debemos de tener momentos de oración. La oración es necesaria pues es la respiración del alma, pues del mismo modo que si no respiramos en  el cuerpo nos morimos asfixiados, sin oración el alma se moriría por asfixia de falta de esa respiración del alma que es la oración.
 Ahora que estamos en verano, que la mayor parte de las gentes están de descanso merecido y pueden gozar de momentos de descanso, debemos pensar en buscar en esos días de descanso unos momentos de silencio interior y exterior para encontrarnos con el Señor a solas ante el Sagrario. No tengamos miedo a estar con el Señor en oración pues nunca reportará algo malo, sino todo lo contrario- se oxigenará nuestra vida religiosa- se aumentará la limpieza de nuestra vida interior, de trato y de experiencia de Cristo que nos llenará plenamente- EL ÚNICO QUE NOS PUEDE LLENAR DE VERDAD- recordemos el encuentro de Jesús con Saulo de Tarso, camino de Damasco, cómo cambia su vida de perseguidor de los cristianos- de Cristo en definitiva- en propagador incansable de Cristo, no se cansa de hablar de Cristo como el centro de su vida, donde Cristo lo es todo para él y todo lo demás considera estiercol comparado con CRISTO.; o el recorrer el camino con los dos de Emaús( que van hundidos, desmoralizados, nerviosos, no se paran a pensar lo que habían dicho las mujeres y que los demás apóstoles habían comprobado sobre la resurrección de Jesús, pero ellos se desesperan, se entristecen porque han perdido la esperanza) y Jesús se une a ellos y les comenta las Escrituras y empienza arder su corazón y a llenarse de esperanza, de fe y de alegría.. Busquemos momentos de soledad, de tranquilidad, de paz y nos encontraremos con el Señor y Él con nosotros y nuestra vida será, desde entonces, una vida nueva: alegría, paz, gracia, fortaleza, esperanza, caridad,...
 Pero Jesús siempre tiene tiempo para atender a las gentes que acuden a él porque están como ovejas sin pastor y les atiende con cariño y amor divinos.
 Les ve que están en despoblado y les dice a los apóstoles que les den de comer( porque antes le dicen los discípulos que los despida para que vayan a compara algo para comer), pero Jesús sabe lo que debe hacer por aquellas gentes para que no desfallezcan  por el camino: multiplica los panes y peces, pues un muchacho tiene 5 panes y 2 peces, ponen algo el resto lo pone el Señor y los multiplica y comen 5000 personas y sobra comida todavía, pues el Señor es abundante en generosidad. Es un anticipo y figura de lo que ocurrirá en la Última Cena, donde instituye el sacramento de la Eucaristía y-para que haya Eucaristía-instituye el orden sacerdotal. Este sacramento será alimento universal para todo cristiano y ser fuerte en la fe, en el anuncio del evangelio con alegría al mundo entero para la salvación de todos los hombres.
  También nosotros debemos de poner algo de nuestra parte y el resto lo pone el Señor: ofrecernos nosotros para que el Señor nos haga santos por encima de nuestros defectos y fragilidades que siempre perdona. Alimentarnos de Cristo es alimentar nuestra identidad de cristianos, sintamos sed y hambre de Cristo para que Él nos llene cada vez más y lo podamos anunciar viva y alegre al mundo entero. Nosotros, por nosotros, poco podemos hacer, pero con Él lo podemos todo. Mucha oración. Tratar mucho con Jesús y encontraréis descanso para vuestras almas. Virgen María, Maestra de oración en el Cenáculo, ensénanos  a ser almas de oración.

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